ANDÚJAR
Historia
Para conocer la historia de Andújar,
habremos de remontarnos hasta el período Paleolítico, donde surgen los primeros
vestigios, aunque será durante la etapa neolítica y la primera Edad del Bronce
cuando se incrementarán, tanto los hallazgos de cerámica como los poblamientos
humanos, al ser el lugar muy apropiado para la agricultura y el desarrollo
de la minería, siendo su centro de mayor
relevancia el de los Villares de
Andújar.
Ya en tiempo de los romanos, Andújar
se asienta en un pequeño núcleo, cercano al puente que cruzaba el río
Guadalquivir. Este río era fundamental para los colonizares, al conectar
Andalucía con la capital del Imperio.
Por las huellas encontradas se
piensa que aquella “urbe” debió encontrarse amurallada. As lo atestiguarían,
posteriormente, las crónicas árabes que hacían referencia al lugar. En concreto
las del año 888 del emir Abd Alläh, que mandó a su general Ubaid allah ben
Muhammad, reforzar las murallas de varias poblaciones, entre las que se
contaban las de “Anduyar”.
Ese apoyo del “Hins de Anduyar”
benefició al lugar, que dejó de ser una aldea para convertirse en uno de los
principales centros defensivos de la región. De aquel recinto aún quedan
vestigios en la ciudad, y se observa que debió poseer un perímetro entorno a
los 1.500 metros, contando con cuarenta y ocho torreones, cuatro torres
ochavadas, doce puertas, una torre albarrana, antemuro, terraplén y fosos.
Durante el año 1155, Andújar fue
conquistada por el rey Alfonso VII, aunque durante varios lustros pasó de manos
cristianas a musulmanas indistintamente. Hasta que en 1224 la tomara
definitivamente Fernando III, que la cedió a la Orden de Calatrava para su
gobierno. Un hecho singular aconteció a finales del siglo XIV, cuando Juan I de
Castilla la confiriera al rey León V de Armenia a título de por vida, pero sin
derecho a sucesión.
Con el reinado de Carlos I, Andújar acrecentaría su
periferia, al concedérsele la potestad de repoblación de varias aldeas. Los
motivos no fueron otros que haberse mantenido leal a la corona durante los levantamientos de las Comunidades de
Castilla. Esa circunstancia la convertiría a finales del siglo XVI en una
ciudad de más de trece mil habitantes y su fama se extendería allende los
mares, debido a la devoción de sus fieles por la Virgen de la Cabeza.
En el siglo XVIII perdería la
municipalidad del término, al tener que ceder parte de éste a las “Nuevas
Poblaciones de Sierra Morena”. Un siglo después Andújar tendría una activa
participación durante la Guerra de la Independencia, con el amotinamiento
antifrancés de 1810 y la desmantelación de las tropas del general Dupont. En
esta ciudad se firmarían las capitulaciones de la Batalla de Bailén. Durante el
reinado de Isabel II se instruiría el movimiento Juntero, que defendería los
derechos sucesorios de la Reina y la causa liberal en España.
Monumentos
Iglesia de
Santa María
Esta situada en el lugar de mayor
raigambre de la Andújar medieval y renacentista. La construcción del edificio
tardó en realizarse algo menos de dos siglos (1467-1624), siendo sus orígenes
de estilo gótico. La estructura interior es de planta de salón, con pilares y
bóvedas de crucería en los pies. Durante el siglo XVI se instaló una
significativa rejería y una nueva portada de formas renacentistas. Además, se
levantó la torre sobre ladrillo y ornamentada con motivos mudéjares. El
interior del templo se cubrió con bóvedas vaídas de estilo manierista. Ya en el
siglo XVII, se revistió la cúpula de la Capilla Mayor con bellas pinturas
murales. Pero sin duda, el vestigio más relevante de la iglesia es el cuadro de
El Greco titulado “La oración en el Huerto”, que se encuentra en la capilla de
don Luis de Valdivia.
Torre del Reloj
Se construyó en 1535 como un
homenaje que le ofrecía Andújar al emperador Carlos I.
Iglesia de San
Miguel
Este templo gótico es importante por
su interior, en donde prevalece las altas dimensiones, los arcos apuntados y
las bóvedas sexpartitas que engalanan la nave central. En cuanto a las dos
capillas que escoltan la nave están cubiertas con bóveda de cañón. Ya en la
parte inferior del coro se puede apreciar un artesonado perfectamente tallado y
preciosamente decorado. La portada principal es de formas platerescas y fue
erigida durante 1530.
Palacio de los
Niños de don Gome
El exterior de esta mansión es de
finales del siglo XVI y principios del XVII, pudiéndose apreciar una fachada
torreada. La portada está recubierta de profusa decoración, mostrándonos dos
tenantes emplumados de estilo indiano, una heráldica y una cornisa algo
recargada. En el interior se distinguen las caballerizas con los pesebres, un
patio porticado y una bodega. Actualmente, esta última estancia se dedica a
museo arqueológico.
Palacio de los
Cárdenas
Actualmente, este admirable edificio
es sede del Palacio de Justicia y si lo visitamos podremos apreciar su portada,
que es un ejemplo del estilo rústico
manierista serliano, donde se distinguen pilastras toscanas, un friso de
triglifos y metopas y un frontón de formas triangulares rematado por el escudo
familiar. En el interior, además de las instalaciones judiciales, se conserva
la capilla que tiene un artesonado mudéjar.
Iglesia de San
Bartolomé
Este templo se comenzó a construir
durante el siglo XV, finalizándose en el siglo XVII. Su estructura es de planta
de salón, disponiendo de tres naves y cabecera poligonal. Durante el siglo XVI
sufrió una importante reforma en la zona
del crucero y del presbiterio, interviniendo en su ejecución el acreditado
arquitecto Francisco del Castillo, “el Mozo”. Ya en el siglo XVII se
completaría con la edificación de la Capilla del Sagrario, de suntuosa
decoración barroca y motivos refinados rococó. También en este siglo se
levantaría la torre con su campanario, dispuesta en tres cuerpos que germinan en
planta cuadrada y finalizan en forma octogonal con pináculos en las esquinas y
capitel.
Iglesia de
Santiago
Esta construcción del siglo XV
destaca por su portada gótica, por la rejería que nos introduce en la capilla y
por el camarín del Cristo de la Columna, embovedado y con muros cubiertos de
placas de yesería.
Iglesia de
Santa Marina
Es la más antigua de las iglesias de
Andújar. Fue erigida sobre una mezquita
y su nombre se debe al de la festividad del día en que Fernando III conquistó
la población.
Iglesia de los
Jesuitas
Su construcción es del siglo XVII,
destacando su sobria estructura y austera ornamentación. Durante el siglo XVIII
se le añadió una soberbia escalinata
imperial, ricamente decorada con columnas de mármol rojo y una bóveda perfectamente
guarnecida.
Santuario de la
Virgen de la Cabeza
Esta ermita, conocida por su romería
en gran parte de la cristiandad, fue instituida durante el siglo XVI. Durante
la Guerra Civil (1937) fue devastada y solo logró salvarse la reja que separa
la capilla mayor de la nave del templo. Posteriormente se reedificaría,
convirtiéndose en uno de los santuarios
más reverenciados de nuestro país.
Gastronomía
Los platos típicos de la gastronomía
de Andújar son muy variados y similares a los del resto de la comarca,
destacando por su naturaleza: las perdices al vinagrillo, que se preparan sobre
cazuela de barro y se pueden degustar en frío o caliente; la cocina de
berenjenas cuya elaboración se realiza con berenjenas, rabo de toro, habas,
ajos, tomates, cebolla, pimientos, hierba buena y pimentón dulce; la alboronía,
un compuesto a base de pisto y que se acompaña con huevos fritos y jamón; el
ajoblanco, que es un plato típico de verano y que se elabora con ajos, aceite
de oliva, harina de habas, harina de almendra y lo que se nos ocurra; bacalao
ajorriero que se prepara con bacalao desalado con tomate frito, cebolla y ajo;
potaje de garbanzos con gorullos; y flamenquines, que se elaboran envueltos y
empanados, con lomo de cerdo y jamón.
Además de estas exquisiteces
gastronómicas, Andújar es conocido por su amplia repostería en la que cabe
resaltar: las gachas dulces, los pestiños, los roscos fritos, las torrijas, las
perrunas, el arroz dulce con castañas y el pan de higos con almendras.
Fiestas y
costumbres
—Romería de la Virgen de la Cabeza:
está considerada como el festejo de mayor antigüedad de los que se llevan a
cabo en España, siendo uno de los reclamos turísticos más importantes de la
provincia de Jaén, en el que se aglutinan más de medio millón de peregrinos
durante el último fin de semana del mes de abril. La protagonista fundamental
de la romería es la “Morenita”, apodo con el que se conoce a la Virgen, por su
color y tamaño de la talla, que es de estilo bizantino. Fue hallada durante la Edad Media (1304) por el pastor Juan Rivas.
—Fiesta de la Inmaculada: se celebra
en diciembre, mes en el que se lleva a cabo la procesión de la Virgen por las
diferentes calles de Andújar. La corporación municipal, con su alcalde al
frente, desfilan en pleno, por una promesa que le hicieron a la Virgen de la
Inmaculada Concepción en el pasado.
—Fiesta de la Candelaria: se lleva a
cabo durante el mes de febrero, y
durante los actos se encienden hogueras, alrededor de las cuales se reúnen los vecinos para
degustar platos elaborados con carne de monte.
—Corpus Christi: se celebra durante
el mes de junio, engalanándose los lugares por los que transcurre la procesión
del Santísimo Sacramento.
—Día de los Santos: en esta festividad los iliturgitanos
se desplazan al campo para almorzar, se celebra en el mes de noviembre.
—Festividad de Santa Cecilia, se
realiza también en el mes de noviembre, formalizándose con una procesión que
recorre las calles de Andújar.
—Feria y fiestas de septiembre: se
desarrollan durante la primera quincena del mes en curso, y consisten en una
feria de índole ganadera. Además, se aprovecha para organizar una exposición de
maquinaria, una muestra de coches de época y un concurso de pesca.
ARQUILLOS
Historia
La documentación más antigua que se
tiene sobre la población de Arquillos se remonta al 1254, año en que el rey
Alfonso X el Sabio, confirió la aldea a Baeza para que se hiciera cargo de su
protección. Además, se sabe que durante el siglo XIII fue invadida por Fernando
III y cedida al Concejo de Úbeda.
Arquillos, debido a su magnífica
ubicación, fue puerta del Condado y encuentro de caminos altamente transitados,
como las vías de Granada a Cuenca y de Valencia a Sevilla. Esa circunstancia,
motivó que fuera un enclave acertado para el asentamiento de una población que se dedicaría a labores agrícolas y
ganaderas.
Siglos más tarde, en concreto en el
XVIII, el intendente Pablo de Olavide explotaría el lugar, colonizándolo y
repoblándolo, para hacerlo por un lado más rico económicamente, y por otro, más
seguro y transitable en el trayecto de Madrid a Cádiz.
La comarca se organizó de acuerdo a
un procedimiento proyectado, instaurándose cuarenta y cuatro pueblos y once
ciudades en los lugares más yermos de Sierra Morena.
Arquillos estuvo sujeto durante
varios lustros al municipio de Santisteban del Puerto, del que dependía en los
aspectos administrativos y legislativos, hasta que en 1833 la reina Isabel II
le otorgara total autonomía, por haber entregado diez años atrás, al general
Riego, emblema del liberalismo revolucionario, que se había refugiado en
Arquillos tras la última insurrección.
Monumentos
Iglesia de la
Inmaculada Concepción
Fue levantada a principios de la
segunda mitad del siglo XVIII, construyéndose de forma similar a los modelos
establecidos por don Pablo Olavide en la zona. El conjunto nos muestra una
sencilla fachada neoclásica, donde se ubica una espadaña articulada en dos
cuerpos.
Torre del Reloj
Esta construcción es de estructura prismática y fue levantada sobre
dos cuerpos en el siglo XVIII. Posteriormente, durante el siglo XVIII, se
remataría, añadiéndole una estructura de hierro para la campana y la veleta.
Gastronomía
Es muy peculiar gracias a sus
Gachas-tortas, un guiso a base de liebre, pimiento molido, cebolla, tomate,
hierbabuena, ajo, laurel, masa de harina, agua y sal. Sin olvidar los guisos de
caza y los realizados con pescados de la
zona.
En cuanto a la repostería, caben señalar los pericones y
los huevos moles, hechos con leche, huevos, azúcar y canela.
Fiestas y
costumbres
—Fiesta de la Inmaculada Concepción:
se celebra en el mes de diciembre,
llevándose a cabo diferentes actos religiosos en honor a la copatrona de Arquillos. El punto y final lo pone una verbena que dura
hasta bien entrada la madrugada.
—Festividad de San Antón Abad:
durante el día 16 de enero se rememora una antigua tradición, conocida por
“renovación del voto”. Para ello, el alcalde se postra ante San Antón, ante el
cual realiza la solemne promesa de que todos
los vecinos de Arquillos guardarán ayuno y abstinencia durante el día,
en reconocimiento a la milagrosa intercesión del santo durante la epidemia de cólera ocurrida en 1885. Todos, a excepción del “Pelotero”, que está
libre de penitencia. Es éste un personaje singular que se dedica a correr,
bailar y azotar suavemente a los vecinos con un látigo, en cuyo extremo cuelga
una alpargata vieja. El “Pelotero” anda entre la multitud, vistiendo un holgado
pantalón de lienzo en color blanco y una chaquetilla adornada con gruesas
borlas rojas, y representa al diablo.
—Fiestas de Santiago Apóstol: se
celebran durante los días anteriores y
posteriores a la onomástica del apóstol (25 de julio). Estas fiestas
destacan por sus corridas de toros, los encierros de vaquillas y las verbenas.
BAEZA
Historia
Es durante la Edad del Cobre, en el
III milenio antes de Cristo, cuando surgen
los primeros grupos humanos en la zona. Aunque sería durante el II
milenio cuando se hallarían los primitivos núcleos de población en el conocido
Cerro del Alcázar, pertenecientes a la Edad del Bronce. Este poblado se
encontraba totalmente amurallado, disponiendo de cabañas intramuros bajo las
cuales se realizaban los enterramientos. Se sabe que en dicho cerro, durante la
etapa ibérica (siglo IV a. C.) se ubicó un oppidum o poblado
fortificado, adscrito a la ciudad de Cástulo.
Durante la época romana, Baeza era
conocida por los nombres de Biatia o Vivatia (siglo I a. C.), siendo una de las
villas que disponían de facultades para dictar sus propias leyes y acuñar
moneda, condiciones éstas que no la eximían de tener que pagar tributos. Siglos
posteriores (I d. C.), Vespasiano le conferiría la condición de Municipio
Flavio, un grado superior al de villa en el rango administrativo. Es en esta
etapa cuando Biatia emprende su despegue económico de un modo definitivo, al
jugar un papel fundamental en los accesos de comunicación que transportan la
plata desde las minas de Sierra Morena hasta las costas orientales de la península.
En el siglo VI, los visigodos se
hiceron con la potestad de la zona. La aristocracia se fundió con la
hispanorromana, mientras que el campesinado estaba compuesto mayoritariamente
por hombres libres de linaje hispanorromano, que a su vez disponían de colonos
y esclavos.
La ciudad alcanzaría su mayor
esplendor en el siglo XII con los almohades, que hicieron de Bayyasa la plaza
más significativa de sus posesiones en Al-Andalus. Así nos lo narran las
diferentes fuentes de la época, constatándonos las mejoras realizadas en la
fortificación, en los edificios públicos, mezquitas y mercados, que se
acrecentarían cuantiosamente en toda la
ciudad.
Bayyasa fue conquistada de un modo definitivo por Fernando III durante
la campaña de 1227, aunque con anterioridad había sido tomada y perdida en
diversas ocasiones por los reyes Alfonso IV (1147) y Alfonso VIII (1212).
Fernando III le concedió la titularidad de “Capitalidad civil y religiosa del
Alto Guadalquivir”, hasta la conquista de Jaén.
En los siglos XV y XVI, Baeza
despegaría económicamente gracias a su magnífica riqueza agraria, comercial e
industrial, hechos que favorecieron el incremento de la población.
Conjuntamente se instituyó la Universidad y se realizaron importantes
construcciones urbanas. Mientras tanto, se edificaron la Catedral, algunos
palacios y el seminario. Uno de ellos, el de Gil Bayle de Cabrera, sería el
elegido a finales del siglo XVI para emplazar el Concejo.
Desgraciadamente, todo el panorama
de esplendor se vio empañado, a causa de
los enfrentamientos llevados a cabo entre dos de las más importantes
facciones aristocráticas locales, los Benavides y los Carvajales. Tan
significativos fueron los hechos, que la propia reina Isabel la Católica hubo
de intervenir, mandando a demoler el
Alcázar de la ciudad.
Los siglos XVII y XVIII fueron de un
significativo receso económico, las causas no fueron otras que la irracional
política de los reyes de España que se involucraron en sucesivas guerras, y en
unas desastrosas relaciones con los países extranjeros.
Los acontecimientos más reveladores
del siglo XIX fueron la ocupación de Baeza por las tropas francesas durante la
Guerra de la Independencia, en 1810; los procesos de desamortización de
mediados de siglo, durante los que se cerraron iglesias, ermitas e
instituciones; y la clausura de la Universidad, ocurrida en 1824.
Actualmente, Baeza va
desarrollándose paulatinamente, gracias al incremento del número de industrias, así como a las ayudas que
proporciona la Unión Europea con su política de subvenciones agro-olivareras.
Recuperación que ha influido determinantemente, en conseguir un nivel de vida
sin precedentes en la historia de la ciudad.
Monumentos
Catedral
Fue erigida sobre la estructura de una antigua mezquita
que el rey Alfonso VIII ofrendó a los cristianos bajo la advocación de San
Isidoro. No obstante, Fernando III (1227) le completaría el nombre con el de
Natividad de Nuestra Señora. Posteriormente, en el siglo XVI comenzarían las
obras de un nuevo templo, compuesto por tres naves de pilares góticos y bóvedas
de crucería, aunque sería un trabajo efímero que finalizaría con el desplome de
la construcción en 1567, salvándose exclusivamente los primeros tramos de la
cabecera.
Sería a Andrés de Vandelvira a quien
se le concedería el encargo de la restauración, pero su fallecimiento en 1575
le impidió poner punto y final a la
obra, sucediéndole en las tareas de dirección Francisco del Castillo, y a
continuación, Villalpando y Alonso Barba.
La fachada principal de la basílica
se ubica en la plaza de Santa María, y nos muestra una portada manierista,
donde resalta un relieve de la Natividad de la Virgen. La torre es el original
de la obra primigenia de la antigua mezquita, aunque se ha ornamentado con
elementos góticos. Durante el siglo XVI se remozó el segundo cuerpo y en los siglos XIX y XX se reconstruiría, al ser
derruida parcialmente por un seísmo.
Continuando el recorrido externo, se
llega hasta la Puerta de la Luna, de estilo gótico-mudéjar del siglo XIII. En
ella, podremos ver el elemento más antiguo del recinto: un arco lobulado de
herradura. Sobre la puerta se percibe un hermoso rosetón gótico del siglo XIV.
Más allá, se halla la Puerta del Perdón, de estilo gótico conopial y que fue
levantada a finales del siglo XV, sobre la que destaca un fastuoso alero
mudéjar de ladrillos rojos y blancos.
El interior de la catedral es de planta basilical, y a
excepción de los pies del templo, data del siglo XVI. Las naves, que son tres,
se encuentran separadas por pilares cruciformes con columnas adosadas de
capiteles corintios. El entablamento, que dispone de un friso decorado, se
pronuncia sobre arcos de medio punto moldurados. El abovedado esta decorado con
motivos platerescos, despuntando la bóveda del
crucero con sus medallones polícromos.
El conjunto basilical dispone de
numerosas capillas, entre las que se
distinguen la de San José, realizada por Andrés de Vandelvira; y la capilla
Dorada, en la que se nos muestra un extraordinario interior de estilo
renacentista.
Otro lugar sugestivo es la
sacristía, por su reja plateresca y un aguamanil. Se llega a ella atravesando
una portada plateresca.
Además de todo lo visto,
debemos fijarnos en el púlpito, de estilo plateresco y de chapa policromada; la
reja del coro, realizada por el maestro Bartolomé, y su sillería (XVIII).
Para finalizar, repararemos en el claustro, de estilo gótico,
donde se perciben unos arcos apoyados sobre puntales y pilares de piedra con
forma de prisma. Este recinto se abre a tres capillas de formas góticas y
mudéjares, que nos conducen a la Sala Capitular, la Biblioteca y el Museo.
Iglesia de
Santa Cruz
Este magnífico templo fue construido
durante el siglo XIII, perteneciendo al estilo románico tardío. En su
estructura exterior destacan dos portadas: la del sur y la del oeste. La primera posee formas
salmantinas; en cambio, la segunda procede de las ruinas de San Juan. El
interior se distingue por su arco de herradura visigodo, así como la bóveda de
madera con arcos apuntados, soportados por columnas con gruesos capiteles de
motivos vegetales.
Iglesia del
Salvador
Fue construida durante la
primera mitad del siglo XV, y es de
estilo gótico-mudéjar. En su exterior cuenta con una excelente portada que en
su día perteneció a otro templo. El conjunto fue ampliado por orden del obispo
don Esteban Gabriel y Merino entre los años 1523 a 1535.
Convento de San
Francisco
Su edificación se inició en el siglo
XVI, sobresaliendo de todo el conjunto la capilla funeraria de la familia
Benavides, que fue concebida por Vandelvira. Durante el siglo XIX, un terremoto destrozó la cúpula
vandelviriana de la capilla mayor, subsistiendo partes de un retablo de piedra
con temas de la Adoración de los Reyes y de los Pastores, obra de Esteban
Jamate.
Iglesia de San
Andrés
Fue levantada a principios del siglo
XVI, aunque no se llegarían a finalizar sus obras hasta el año 1579. De la
estructura principal, inciden dos de sus portadas: la portada norte, de estilo
renacentista, atribuida a Francisco del Castillo, y la portada principal, de formas
gótico-flamígeras. La torre despunta gracias al remate final de su crestería
calada entre flameros y los escudos del obispo don Esteban Gabriel Merino.
Durante 1564, Andrés de Vandelvira inicio los apuntes para agregarle la Capilla
Mayor, aunque el proyecto nunca sería concluido.
Iglesia de San
Pablo
La iglesia se levantó a principios
del siglo XV y sería concluida siglo y medio después, circunstancia por la que
se aglutinan varios estilos. La fachada principal es gótica, situando grandes
contrafuertes entre los que se ubica su portada barroca. La portada norte es
renacentista. Y en el interior se aprecia el estilo gótico en toda su
estructura, que a la vez se cubre por bóvedas de crucería.
Seminario
Conciliar de San Felipe Neri
Se construyó entre los siglos XVII y
XVIII, siendo de estilo barroco. En la zona exterior se aprecian sus portadas
de sillería con vanos rectangulares situados regladamente. En la portada
principal se revelan vítores de grafía festiva. El interior se halla compuesto
por tres patios, el situado en el ala
este posee una doble arquería con columnas. Actualmente el Seminario es sede de
la Universidad Internacional Antonio Machado.
Ayuntamiento
Dispone de una de las fachadas más
atractivas del plateresco andaluz del siglo XVI. El edificio en un principio se
destinó a cárcel y casa de Justicia, así nos lo atestiguan las pilastras de la
Justicia y de la Caridad en su puerta principal. El piso principal posee cuatro balcones serlianos,
figurando entre los vanos los escudos de Felipe II, el de Baeza y el del
corregidor. Un poco más elevada, se halla la cornisa que se encuentra decorada
con la corona real. Esta edificación es desde 1867 sede del Palacio Municipal.
Audiencia Civil
Esta construcción es de principios
del siglo XVI, su estilo es plateresco y dispone en su distribución de dos
plantas.
Antiguas
Carnicerías
Edificación del siglo XVI, en la que
cabe reseñar el escudo de Carlos V.
Palacio de
Jabalquinto
Fue construido durante los siglos XV
al XVII por orden expresa de don Juan Alfonso de Benavides Manrique, primo
segundo de Fernando el Católico. Su diseño es obra de Enrique Egas, aunque
contribuyó a la ejecución de la fachada Juan Guas.
Esta última es de estilo
gótico-flamígero, no obstante se percibe ascendencia mudéjar. El patio del
palacio posee una doble arcada con columnas de mármol y escudos. Además, el
entorno se remata con una monumental escalera barroca, cubierta por una bóveda
de media naranja.
Antigua
Universidad
Esta antigua universidad fue
instituida en 1568 por el canónigo Fernández de Córdoba. En su conjunto se
puede estimar la fachada manierista, al mismo tiempo que un arco de medio punto
con clave de acanto y medallón de la Santísima Trinidad. La zona interior
depende de un patio con doble galería. El paraninfo es singular, contando con
gradas de madera y artesonado de par y nudillo.
La universidad se clausuró en 1824, pasando a ser
posteriormente instituto de Bachillerato. Un monolito recuerda el paso docente
del poeta Antonio Machado.
Fuente de Santa
María
Esta fuente fue mandada a construir
por orden del Concejo de Baeza en memoria de la traída de aguas a Baeza en
1564, estando de Corregidor el licenciado Manrique Cabrera y siendo autor de
la misma Ginés Martínez Aranda.
Fuente de los
Leones
Esta inigualable fuente procede de
la antigua ciudad de Cástulo, desde donde fue trasladada hasta Baeza a principios del siglo XVI, nos muestra la
figura de una mujer que se identifica con la princesa ibérica de Himilce,
esposa de Aníbal.
Recinto
Amurallado
En Baeza, el recinto amurallado se
encuentra mayoritariamente desaparecido, desde que en 1476 lo mandara a demoler
la reina Isabel la Católica, a causa de
los enfrentamientos existentes entre los bandos de las familias Benavides
y Carvajales. De aquellas torres y albarranas, solamente se conserva una
pequeña muestra, prevaleciendo la Torre del Reloj o de los Aliatares (s.
XIII); la Puerta de Jaén, que se reformó
durante el siglo XVI; la Puerta de
Úbeda; la Puerta del Barbudo y las murallas del Torrico.
Gastronomía
Al igual que el resto de las
cercanas poblaciones, Baeza es rica no sólo arquitectónicamente, sino también
en cuanto a su gastronomía. Contando con un elenco de platos de primer orden,
entre los que caben destacar: la
pipirrana, cuya receta se lleva a cabo con aceite de oliva, tomate, cebolleta,
bacalao asado, sal y orégano; el lomo en adobo; el bacalao al estilo de Baeza;
los guiñapos; los andrajos, hechos con
láminas de masa de harina, pimientos, cebollas, laurel y ajos; los
garbanzos mareados o cocidos y triturados con tomate; la cazuela con habas y
garbanzos cocidos; el gazpacho de verano; las empanadas de hojaldre y las
gachas matalahúga, elaboradas con harina y añadido de matalahúga.
En cuanto a la repostería cabe
destacar los dulces de hojaldre, que en Baeza se denominan Virolos, y los
Ochíos, que son panecillos elaborados con pimentón.
Fiestas y
Costumbres
—Fiestas patronales en honor a la
Virgen del Alcázar: se llevan a cabo durante la segunda semana del mes de
agosto. A esta Virgen del Alcázar los baezanos rinden culto desde 1147 y se le
denomina con este nombre, al haberse encontrado su imagen en un lugar próximo a
la fortificación. Muchos y variados son los actos que se llevan a cabo en la
ciudad durantes estas jornadas, destacando las corridas de toros, los actos
culturales, el día del baezano ausente y la procesión de la Virgen, el día 15
de agosto, que se realiza a hombros de los caballeros horquilleros. Esta
corporación es una de las más antiguas de España, hallándose compuesta por
siete grupos de más de cincuenta miembros cada uno, que se van relevando
gradualmente para portar a la Virgen durante la procesión.
—Fiesta de la Candelaria: se celebra la víspera de la festividad
(2 de febrero), siendo típica la bendición de rosquillas de San Blas, patrono
de las enfermedades relacionadas con la garganta, en la iglesia de San
Salvador.
—Corpus Christi: se conmemora
durante el mes de junio, datando su celebración de la Edad Media. En esa
jornada de gran solemnidad, se oficia una misa en la Catedral y a continuación
el Cristo Sacramentado sale en procesión, acompañado de numerosos niños
vestidos de Primera Comunión, guardias jóvenes, miembros de la Adoración
Nocturna que portan la imagen de San Tarcisio, autoridades eclesiásticas,
civiles y militares, junto con una
multitud de fieles que, a la par, entonan cánticos litúrgicos. De la
fastuosidad de ese gran día, resalta la monumentalidad de la Custodia, obra de
orfebrería realizada en 1717, de estilo barroco, una de las mejores de nuestro
país. El icono consta de tres cuerpos,
sostenido cada uno por doce pares de columnas decoradas en plata y pesando más
de doscientos kilogramos de peso.
—La Semana Santa en Baeza destaca por la riqueza artística de sus pasos.
Para ello, una veintena de cofradías recorren las diferentes calles y plazas de
esta insigne ciudad, muestra del Renacimiento andaluz del siglo XVI, tiempo en
que se presentó por vez primera la Cofradía de la Vera Cruz. El día más señalado de la Semana
Santa en Baeza es la mañana de Viernes Santo, en la que sale a las calles la Cofradía de
Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Cruz de Santa Elena, repartiendo, el primero, bendiciones a los vecinos, mediante
un sistema articulado.
—Festividad de San Isidro: se
procesiona el día 15 de mayo, cuando se saca la imagen del santo, que recorre
las diversas calles de Baeza hasta llegar al lugar conocido por Cruz Baqueta,
sito en la muralla, donde la autoridad
eclesiástica bendice los campos.
—Festividad de San Andrés: se
celebra el día 30 de noviembre para conmemorar la conquista de Baeza, que se
llevó a cabo en la onomástica del santo, evento que aprovechan los baezanos
para encender una hoguera ante la puerta de
la iglesia y rendir culto al
santo y a la Virgen del Alcázar, patrones de la villa.
—Romería en honor del Cristo de la Yedra y la Virgen del Rosel, se lleva a
cabo el primer domingo de septiembre y su preludio, el último domingo de agosto
con la denominada “romería chica”. El
culto a esta Virgen se remonta a tiempos de la dominación musulmana, cuando
según la leyenda, a un adinerado moro ciego e hijo del alcaide de Rus, llamado
Rosel, se le reveló el lugar donde se hallaba la Virgen mediante el sonido de
una voz divina. Rosel mandó que le llevaran
hasta el sitio en cuestión, y una vez en él se lavó los ojos con el agua que
brotaba de un manantial sito en donde los cristianos habían ocultado la imagen
de la Madre de Cristo. El moro recuperó
la vista de inmediato y, en agradecimiento, mandó construir una ermita
para rendirle culto. Desde entonces, cada último domingo del mes de agosto, la imagen es llevada en
hombros hasta la iglesia de San Pablo, en la que permanecerá hasta el domingo
de la semana siguiente.
En esa jornada se realiza la romería,
en la que participan carretas adornadas, romeros ataviados con el traje típico
y un gran número de caballistas, que acompañarán a la imagen de la Virgen de
vuelta hasta la ermita.
BAILÉN
Historia
Para aproximarnos a los orígenes
históricos de Bailén, deberemos remontarnos hasta la época de los íberos,
instante en que estos pueblos toman contacto con culturas más enaltecidas,
tales como cartagineses, fenicios, griegos y romanos. Así nos lo describe Tito
Livio (208 a. C.), en un encuentro habido entre romanos y cartagineses,
ocurrido en un lugar denominado “Baecula” y que se correspondería con la actual
Bailén.
Durante la dominación romana,
“Baecula” tuvo un interés meramente productor, instaurado por ser zona de
explotación minera, rica en yacimientos
de plomo, plata, oro y cobre. También, del pasado romano, se han localizado
varias villas y un poblado en la
Toscana, en el que aparecieron varias inscripciones.
Del período visigodo son los
epígrafes localizados en los muros de la antigua fortaleza de Jaén. Se trata de
una lápida fundacional en donde se lee que, el Abad Locuber construyó dos coros
en la iglesia de una institución monástica, durante el reinado del rey Egica
(691 d. C.).
En época árabe, la localidad de
Bailén debió de ser una aldea, como lo atestiguan las fuentes cristianas cuando
relatan que el rey Alfonso VII, proporcionó los castillos de Baños, Segral y
Bailén a su vasallo Abdelariz en la
ciudad de Baeza.
Cuando los cristianos conquistan la
zona en 1311, Bailén aparece relacionada con el conjunto de parroquias
pertenecientes a Baeza. En 1360, el rey Alfonso XI vendería el lugar a Pedro
Ponce de León, señor de Marchena.
Del siglo XV son muchas las
informaciones que se poseen sobre el castillo de Bailén, actualmente desaparecido,
todas ellas relacionadas con el Condestable Lucas de Iranzo. Éste lo usó
como residencia esporádica en sus idas a Bailén donde solía organizar cacerías,
corridas de toros e invitar a sus amistades. Incluso tuvo que atacarlo en
cierta ocasión para inhabilitar al señor de la
villa, que defendía la causa de Isabel frente a Enrique IV.
En 1481, la villa de Bailén pasó a
manos de la familia Montemayor. Posteriormente, durante el siglo XVI, la
heredaría doña María Josefa Alfonso de Pimentel Téllez de Girón, duquesa de
Benavente y de Osuna. En este tiempo, los duques de Osuna transformarían el
castillo en palacio.
Pero la verdadera fama de Bailén se
debe a un hecho muy concreto, la batalla del 19 de Julio de 1808, en la que fueron vencidas las tropas napoleónicas,
por el general Castaño.
Monumentos
El Parque de Eduardo Carvajal
Este hermoso parque fue realizado
bajo la legislatura del alcalde don
Eduardo Carvajal, de quien lleva el nombre, a finales del siglo XIX. Si
recorremos su entorno podremos recrear nuestros sentidos oliendo y reparando en
un sinnúmero de árboles y plantas, entre los que cabe mencionar: acacias de
tres espinas, árboles del amor, rosales, cañas americanas, cipreses, alhelíes,
cinerarias, salvias, romeros y tantas otras.
Ermita de la
Limpia y Pura
Esta construcción data de finales
del siglo XV y se encuentra muy próxima al lugar en que se libró la Batalla de
Bailén, en la guerra de la Independencia. Se cuenta que su atrio acoge el
cadáver del general Dupré, muerto cuando atacaba con sus coraceros al ejército
español. En su interior, además, se pueden apreciar las tallas de Nuestro Padre
Jesús de la Sentencia y María Santísima de la Amargura.
Plaza del
General Castaños
En su dilatada historia esta plaza
ha recibido varios nombres: Plazuela del Mesón, de los Naranjos y popularmente
El Paseo. Se construyó durante el siglo XVIII, aunque a lo
largo de los años ha soportado
varias remodelaciones. La última de ellas, durante el siglo XX, reemplazándose su nombre por el de
Plaza del General Castaños. La parte central de la plaza nos muestra una fuente
con una figura femenina, de estilo neoclásico. Se trata de la “Diosa Romana
Iberia”, conocida popularmente por “La Matrona”. Esta esfinge fue regalada por la reina Isabel II,
al pueblo de Bailén, en un viaje que realizó por la provincia de Jaén. La figura proviene de los jardines del “Buen
Retiro” y es identificada por los bailénenses como María Bellido, una heroína
local de la Guerra de la Independencia, que luchó al lado de sus paisanos ofreciéndoles agua y
asistencia.
Ermita del
Santo Cristo
Fue
construida durante el siglo XVIII y su estructura interior se
corresponde con el de una cruz latina. En el exterior, se aprecia la portada
con forma de arco de medio punto y espadaña de ladrillo. Del conjunto en
general, las zonas más llamativas son el crucero y el presbiterio, que nos
muestran una cubierta de medio cañón quebrado.
La decoración del interior de la bóveda y de las pechinas, nos muestran
un relieve realizado en yesería con motivos vegetales de hojarasca, que rodean
escudos sin armas.
Ermita de la Soledad
Es una obra de finales del siglo
XIV, donde se aprecia un exterior dividido en dos espacios: los muros encalados
y los contrafuertes de aparejo de piedra regular vista, siendo dos de ellos los
que amparan la puerta de acceso al oratorio. En el interior se estiman dos
estilos opuestos: el gótico de la nave y el barroco del camarín-torre, que no
se corresponde cronológicamente con la capilla, pues su construcción es del
siglo XVIII. La nave es de forma rectangular y se encuentra dividida en cuatro
espacios, separados por arcos apuntados de ladrillo visto. Los trancos de la bóveda se hallan adornados con motivos
vegetales, que aparentan ser tallos cubiertos de placas mistilíneas.
Iglesia
Parroquial de Nuestra Señora de la
Encarnación
Fue construida en siglo XV e
inaugurada por el obispo de Jaén don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce,
asistiendo al evento los condes de Bailén. El estilo que presenta la obra es el
propio de la época en la zona: el gótico
isabelino. En el exterior del edificio
se pueden percibir los sólidos contrafuertes, de molduración mixtilínea y
remates cónicos, sobre los que se
asientan las bóvedas interiores. La torre del lateral derecho es de estructura
octogonal, mostrando idéntica moldura mixtilínea a la de los contrafuertes; la
terraza del torreón dispone de un antepecho rematado por un cuerpo cuadrangular
donde se ubican las campanas y que finaliza en un embellecimiento de formas
cónicas. Todo el conjunto exterior del templo fue erigido con elementos de
sillería. La portada principal es la orientada al sur y es de estilo barroco,
integrado en géneros anteriores en los que predomina la lexicografía,
estructura y teatralidad visual; un gran arco de medio punto soportado por
puntales cajeados, junto con otro arco de iguales formas y apoyado sobre
pilastras nos muestran la totalidad del pórtico. El interior del templo es de planta de salón, disponiendo de
tres naves separadas por pilares y cubierta con bóvedas góticas estrelladas y
de terceletes.
En 1963 la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación tuvo el
honor de recibir los restos mortales del general don Francisco Castaños,
acompañados de su propio mausoleo.
Gastronomía
Bailén dispone de buenos
restaurantes en los que vale la pena hacer un alto y saciar nuestros apetitos.
No todo es recorrer monumentos y conocer lugares históricos, la cultura es
mucho más, y uno de los exponentes más agradables y apetecibles de ésta es la
gastronomía. Así que elijamos un establecimiento e intentemos deleitarnos con
platos tan sabrosos y de la tierra como las patatas con caldo, guisadas con
conejo de campo, o las populares patatas a
lo pobre que para nuestra suerte, suelen ser no tan pobres al ir acompañadas
de pimientos, huevos y rehogadas en un exclusivo aceite de oliva, la mayor
riqueza de la zona, el revuelto de setas, la pierna de cabrito al horno, el ajo
blanco, los lomos de salmón al atardecer andaluz, la perdiz en escabeche... y
tantos otros más.
Tampoco debemos olvidar, tras
realizar esa formidable comida, los postres que en Bailén se elaboran en
cualquier casa de forma espléndida. Son aconsejables, el helado con aceite de
oliva, los papajotes y el pastel de María Bellido.
Fiestas y
costumbres
—Fiestas conmemorativas de la
Batalla de Bailén, declaradas de Interés Turístico Nacional de Andalucía. Desde
1817 el Ayuntamiento de la localidad conmemora todos los años la gloriosa
batalla, con una serie de actos lúdicos-religiosos durante los días 17 a 22 de
julio. En estos eventos, el pueblo de Bailén cuenta con la participación de la
Compañía del Ejército de Tierra procedente de Córdoba, que suele desfilar y
rendir honores a la memoria de todos los caídos en la Batalla de 1808.
Estas fiestas, asimismo tienen
carácter religioso, al considerarse que la Virgen de Zocueca, patrona del
pueblo, intercedió ante su Hijo para que las tropas españolas salieran
victoriosas en la Batalla. En reconocimiento, fue nombrada en 1925 “Capitana
Generala”, por lo que luce en su pecho la banda y la Gran Cruz de San Fernando,
que en su día se concediera al general Castaños.
—Festividad de la Virgen de la
Candelaria: esta tradicional fiesta se lleva a cabo los días 1 y 2 de febrero,
encendiéndose colosales hogueras en las puertas de las casas, en agradecimiento
al santo abad.
—Fiesta en honor a la Patrona la
Virgen de Zocueca: se viene celebrando desde 1681, año en que asoló el país una
epidemia de cólera, y para que lo librara de ésta, los vecinos de Bailén formularon
una serie de rogativas a la Virgen de Zocueca, consistentes en una fiesta local
y ayuno la víspera de la festividad. Tales votos fueron realizados de rodillas
y poniendo las manos sobre los Evangelios, empezando por el cabildo en completo
con el alcalde al frente, y a continuación llevando a cabo la promesa cada uno
de los vecinos.
—Romería a Zocueca: celebración en
donde los bailenenses acompañan a su Patrona hasta el Santuario en la aldea de
Zocueca, que se encuentra en el término municipal de Guarromán. Este
acontecimiento propicia una particularidad cuando el cortejo llega al lugar
denominado “El Ventorrillo”, el alcalde de Guarromán cede el bastón municipal a
su correligionario de Bailén en señal de buena hermandad entre ambos pueblos.
De este modo, durante el tiempo que dura la romería el alcalde de Bailen, de
forma simbólica, lo será también de Zocueca.
Los orígenes de la romería se
remontan a finales del siglo XIX, cuando los agricultores de San Vicente,
dieron gracias a la Virgen por haber salvado sus cultivos de una plaga de
langosta, y organizan una procesión desde la iglesia de la Encarnación hasta su
Santuario en Zocueca, llevada a cabo el último domingo del mes de septiembre.
CARBONEROS
Historia
El nombre de Carboneros hace mención
a su antigua actividad minera, la cual se remonta a la época de los
cartagineses. Así nos lo atestiguan las
referencias escritas encontradas en las minas de plata de la antigua ciudad de
Cástulo aludiendo al Pozo de Baebelo, identificado con el poblado minero de los
Pazuelos, sito en el término municipal de Carboneros. En estas excavaciones, el
general cartaginés Aníbal extraía
grandes cantidades de plata que le servían para financiar sus guerras y poder
llevar a cabo sus conquistas. Posteriormente, los romanos continuaron
explotando la minería de la zona, como lo prueban las fuentes y los materiales de cerámica
encontrados.
Tras el declive minero, Carboneros
cayó en el olvido histórico hasta el año
de 1767, en que bajo el patrocinio de Carlos III, pasó a formar parte del
programa Nuevas Poblaciones, dirigido por el
intendente Pablo de Olavide.
Como bien sabemos, este proyecto se
fundamentaba en la colonización de las más variopintas zonas desérticas de
Sierra Morena, con la finalidad de erradicar el
bandolerismo y poner en marcha espacios potencialmente ricos para el
cultivo agrícola. Para ello, se ingenió un modelo de sociedad campesina que
tuviera propietarios de tipo medio y que se valieran por sus propios medios,
mientras se les facilitaban los enseres y medios necesarios.
En 1767 llegaron los primeros
colonos traídos de Europa central de la mano del aventurero Thürriegel. En
Carboneros, la puesta en marcha del pueblo se inició con la construcción de
cinco casas, una iglesia, un recinto dedicado a cárcel y un pósito. La
integración del lugar fue realmente acertada y a principios del siglo XIX se
podían contar medio millar de vecinos. Durante todo ese siglo, los habitantes
de Carboneros se especializaron en el cultivo del olivo, y el pueblo se volvió
un lugar próspero, que a principios del siglo XX había duplicado su población.
Dependientes del municipio de
Carboneros se fundaron varias aldeas: El Acebuchar, La Mesa y Los Cuellos, con
el propósito de facilitar al campesino la cercanía de los campos. Estas aldeas,
al igual que los pueblos de Nuevas Poblaciones, fueron construidas sobre un
trazado con preceptos clasicistas de simetría y orden.
Monumentos
Iglesia de la
Inmaculada Concepción
Este templo de estilo neoclásico se
edificó durante la segunda mitad del siglo XVIII. En la zona exterior de la
obra sobresale, la fachada que está erigida sobre pilastras toscanas y dos
grandes nichos laterales, que se elevan sobre un friso que realza el cuerpo
central, ornamentado por un conjunto de
triglifos y metopas, rematados por un
frontón rectilíneo. En el segundo tramo, se observan unos grandes óculos. Toda
la fachada se completa con la magnificencia de una espadaña, que ofrece cierto
aire “indiano”. El interior del edificio está formado por una sola nave, que se
encuentra cubierta por una bóveda de cañón con lunetos.
Pósito
Este obra de estilo neoclásico se
levantó entre los años de 1767 y 1774,
construyéndose en forma de “U” a una sola altura. La nave principal se
encuentra fraccionada por un pasillo que se recorre a través de una serie de
arcos de medio punto, soportados por unos pilares cuadrados. Paralelo al
pasillo se sucede otra cadena de arcos de medio punto que completan la
construcción. El pósito, actualmente, se dedica a centro cultural y biblioteca.
Gastronomía
En nuestra visita a Carboneros
podremos degustar platos muy singulares,
a los que siempre evocaremos con
especial reconocimiento, caso de las exquisitas migas, el salmorejo, el
ajoblanco, las sobas, las habichuelas serranas, el jabalí en adobo, la perdiz
en escabeche, el conejo con salsilla bordonera, el conejo al tomillo, el conejo
al jarón, el venado a la bañusca, los
espárragos en salsa, las gachas con miel y los pestiños. Un muestrario muy
completo el de este Carboneros, donde escoger lo que se nos antoje. Es cuestión de saber elegir.
Fiestas y
Costumbres
—Pintahuevos: se conmemora el
Domingo de Resurrección. En esta jornada todos los carbonerenses salen al
campo, en familia o con amigos, para comer, bailar y pasarlo en grande. No hay
que olvidar llevar los huevos pintados
de hermosos colores.
—Romería de San Isidro
Labrador: se lleva a cabo el domingo más
cercano al día 22 de mayo, festividad del santo. En esta ocasión los vecinos
visitan la aldea de El Acebuchar, donde
se deleitan en un ambiente singular propio del pueblo.
—Ferias y Fiestas en conmemoración
de la Fundación de Carboneros: se
celebran el día 5 de agosto. Se organizan campeonatos deportivos, exposiciones,
juegos infantiles, concursos, actividades culturales y verbenas.
—Feria y fiestas en honor a la Purísima. La población de Carboneros fue
fundada en 1767 por colonos provenientes de distintos puntos de Europa,
teniendo por Patrona a la Inmaculada Concepción, patronazgo que comparte con
otros pueblos pertenecientes al proyecto Nuevas Poblaciones. Las celebraciones
se llevan a cabo entre los días 7 y 9 de diciembre.
LA CAROLINA
Historia
Los orígenes de esta población se
remontan a un convento de carmelitas denominado “La Peñuela”, del que tomaría
el nombre hasta que en el reinado de Carlos III lo cambiara por el actual. El
convento originario fue instaurado en 1573, aunque en el siglo XVII volvería a
ser refundado. Sus claustros albergaron a lo
largo de los siglos a
personalidades de la talla de San Juan de
la Cruz, entre otros, hasta que fue adquirido por don Pablo de Olavide
para establecer en él la sede de su Intendencia, y desarrollar el proyecto de
“Las Nuevas Poblaciones”.
El plan de Nuevas Poblaciones de
Sierra Morena, fue uno de los intentos reformadores de mayor envergadura
llevados a cabo en España. Consistente en la creación de cuarenta y cuatro
pueblos y once ciudades en los lugares más baldíos de los llanos de la Parrilla
y Sierra Morena, con la intención de limpiar la zona de bandoleros y explotar
adecuadamente la tierra, para generar una riqueza acorde con el lugar y los
tiempos. Para este proyecto, casi faraónico, se trajeron unos diez mil colonos
de orígenes centroeuropeos, franceses y alemanes. Además, Olavide pretendía
encauzar la casi totalidad del comercio
de mercancías y riquezas venidas del Nuevo Mundo, a través del camino
Cádiz-Madrid, pasando por Despeñaperros.
En 1767, llegaron los primeros
colonos venidos de la mano del impertérrito aventurero Thürriegel, que
comenzaron a poner el proyecto y la
colonización en marcha, a pesar de las grandes dificultades que iban
encontrando. Así, en 1770 la construcción de La Carolina estaba finalizada.
La Carolina se convertiría en el
último cuarto del siglo XVIII, en uno de los centros más industriosos y
dinámicos del reinado de Carlos III, disponiendo, ya en sus primeros años
(1775), de industrias de seda, albornoces, paños, loza y hasta de dos fábricas
de sombreros.
Al
mismo tiempo, todo este proceso reavivó la actividad minera, que
llegaría a su máximo apogeo durante las primeras décadas del siglo XX. Una
peculiaridad en esta actividad fue la falta de capital español en las
explotaciones y la fuerte presencia de fondos extranjeros. La Carolina salió
muy favorecida económicamente, llegando a quintuplicar el número de habitantes
durante los primeros años del siglo XIX.
En 1925 comenzó el declive en la zona, que fue favorecido por la desastrosa
Guerra Civil y que alcanzaría su máximo apogeo a finales de los años sesenta.
Desde este momento, se inicia un nuevo relanzamiento industrial y una
recuperación demográfica, que se ha intensificado en la actualidad.
El pueblo de La Carolina se puede
considerar como un prototipo de urbanismo español en la época de la Ilustración. Así lo demuestran las trazas
de sus calles y la cuadrícula de sus plazas, junto con el equilibrio de sus
fachadas, la gran mayoría con jardines delanteros.
Monumentos
Palacio
del Intendente Olavide
Este palacio fue diseñado en estilo
neoclásico y nos sorprende con una perfecta sillería, mostrándonos una gran
fachada en la que se aprecian cuatro
grandiosas columnas dóricas, un balcón en el primer piso, frisos de amplias
proporciones decorados con triglifos, metopas, máscaras y rosetas. En el ático
se puede observar el escudo de Carlos III, rey de España. El edificio
perteneció a don Pablo Olavide, intendente de la colonización de la comarca.
Iglesia de la
Inmaculada Concepción
Esta construcción debe sus orígenes
a un convento, sede de la antigua fundación carmelita, en la que vivió San Juan
de la Cruz. El edificio actual es del siglo XVIII, donde se observa la fachada,
que es de fisonomía alta y estrecha, rematada por un frontón de formas
triangulares y ojo de buey en su tímpano. En el interior, la nave nos muestra una cubierta con bóveda de cañón
con lunetos, coro a los pies y un área
poligonal lobulado, que nos conduce al presbiterio. En el conjunto sobresale
una imagen de la Virgen de los Dolores
del siglo XV y un cuadro del Martirio de Santo Domingo, perteneciente a la escuela de Ribera.
Torrecillas del
Molino de Viento
Se hallan al principio del paseo del
Molino del Viento desde 1880. Cada una de las columnas se dedicó a un rey, la
de la derecha a Carlos III y la de la izquierda a Carlos IV. En cambio, en los
espacios centrales de ambas columnas, se puede apreciar un reflejo de la vida diaria de los colonos.
Otros edificios
La Antigua Cárcel, que es una
construcción de estilo neoclásico de finales del XVIII; el Ayuntamiento, que fue levantado a finales del
siglo XIX o principios del XX y que es de formas eclécticas; las Torres de la
Aduana y un buen número de viviendas de finales del siglo XIX, donde se acomodó
la burguesía perteneciente a las explotaciones mineras.
Gastronomía
La gastronomía de La Carolina se
centra especialmente en los productos relacionados con la caza, tanto mayor como menor. Y así caben
destacar platos tan sabrosos como: la perdiz escabechada que se come frío, a
resultas de un escabeche aderezado con especias; la perdiz encebollada, la
carne de monte de ciervo o jabalí sazonada con especias, el foie-gras casero de
perdiz y las judías con perdiz, exquisito plato a base de alubias cocidas con
diversos aliños y la carne de una perdiz frita.
Fiestas y
Costumbres
—Fiestas del 14 de Mayo: su origen
se debe a una fiesta ganadera muy acreditada en toda la provincia y que era de las más afamadas a nivel
nacional. En la actualidad, la Feria de Mayo, nos muestra el Concurso Morfológico
de Ganado Selecto (vaca berrenda, oveja segureña y cabra serrana). A tal evento
suele asistir un gran número de vecinos de La Carolina, así como de las localidades vecinas, destacando el gran
número de actuaciones musicales, las corridas de toros y las verbenas.
—Feria y Fiestas de la Fundación: se celebran en los días
precedentes y posteriores al 5 de Julio. En ellas sobresale un gran número de actuaciones musicales, corridas de
toros y las verbenas, que fueron instauradas en 1967 para celebrar el 200
aniversario de la localidad.
—Fiestas de San Juan de la Cruz:
tienen su origen en la antigüedad, celebrándose en honor al santo, patrón
de La Carolina, el último fin de semana
del mes de noviembre. En la fiesta se alternan las actividades lúdicas con las
religiosas, destacando la procesión en
la que se trasladan las reliquias del santo hasta la ermita de Peñuela.
Durante esta conmemoración se rifa un cerdo vivo, cuando finaliza la eucaristía
en honor al santo patrón.
ESPELUY
Historia
Entre los pueblos de esta comarca, Espeluy
está considerado como uno de los de más
importantes en cuanto a su legado prehistórico. Han sido muchos los
asentamientos hallados en sus tierras, resaltando por su importancia el de Las Tiesas, un poblado
perteneciente al III milenio a. C., en el que se hallaron restos de cabañas
circulares y testimonios de su actividad metalúrgica. Otro yacimiento de
renombre arqueológico en la zona es el
conocido por El Cerro de la Plaza de Armas de Sevilleja, históricamente
posterior al anterior y que es el prototipo de poblado de viviendas de formas
rectangulares, construidas sobre terrazas, donde se han encontrado distintos
tipos de enterramientos. El poblado estuvo habitado hasta el período
íbero-romano, pudiéndose apreciar algunos restos de la que fuera la estructura
de una muralla que rodeaba la meseta.
El nombre de Espeluy surge como
testimonio escrito por vez primera en un documento del siglo XIII,
perteneciente a la “Crónica General”, donde se narraba el asalto de un castillo
por las tropas de Fernando III el Santo (1224). En aquella ocasión, la
población pactó con los castellanos la entrega de la fortaleza a cambio de que
los dejaran marchar.
Tras la conquista cristiana, Espeluy
quedó como lugar de realengo, hasta que en 1246 Fernando III cedió 20 yugadas
de heredad a la Orden de Calatrava. Este presente sería ratificado ocho años
después por el entonces rey Alfonso X el Sabio.
En 1321 sería cedida en señorío a
Díaz Sánchez de Biedma, señor de Estivel y Jabalquinto, a la par que se
construía una nueva fortaleza, como señal de poderío de sus nuevos inquilinos.
Durante el año 1364, la familia Díaz Sánchez de Biedma cambia el apellido por
el de Benavides; a cambio, su primo Juan Alonso de Benavides, los hace
herederos de todas sus haciendas. En 1371, el rey Enrique II les otorga el
señorío de Santisteban, que un siglo después se convertiría en el de condes y
posteriormente en el de duques de
Santisteban del Puerto (1739).
Lo más destacado del siglo XV es que
Espeluy se consolidó como población, así lo testimonia la construcción de su
parroquia, de la que tenemos noticias durante la celebración del Sínodo de
1511. Igualmente, a finales de ese mismo siglo, Santa Teresa de Jesús fue
atendida en el castillo de las heridas sufridas tras un accidente al cruzar el río Guadalquivir,
según lo relata en su libro “Fundaciones”.
Ya en el siglo XIX, Espeluy destaca
por el importante papel que juega en el
ámbito de las comunicaciones provinciales, al ser lugar de conexión ferroviaria
de la capital con otras primordiales líneas del tendido.
Monumentos
Castillo
Este castillo debió de ser erigido
durante la etapa califal, a finales del siglo XIII o principios del XIV, aunque
de aquella primigenia construcción no quedan vestigios al ser destruida por el
rey Fernando III. De la construcción tan sólo resta la torre del homenaje, que
es de estructura cuadrangular, albergando en su interior dos salas sobrepuestas
que se hallan cubiertas por una bóveda de medio cañón.
Los extremos de la torre, junto con
la portada, son de construcción reciente, encontrándose adosados a la casa
señorial. El castillo de Espeluy fue durante muchos años señorío de los
Benavides, linaje muy ligado a la corona
castellana durante el siglo XIV.
Iglesia de
Santa Catalina
Fue construida en 1954 sobre un
antiguo oratorio en honor a la santa.
Hacienda del
Pilar
Esta edificación fue construida en
1904 como hacienda de labranza, aunque años más tarde sería remodelada en casa
señorial. Su estilo es ecléctico y en el
interior se puede vislumbrar un patio renacentista que perteneció a un
palacio de Andújar.
Gastronomía
El pueblo de Espeluy se caracteriza
por dos tipos muy concretos de cocina, por
una parte, la llamada de Campiña y por otra, la Serrana.
La cocina de Campiña es conocida por
platos tan populares como la pipirrana, el salmorejo, los espárragos trigueros,
el potaje de habas secas con berenjenas, las migas de pan con melón y, en
Semana Santa, el potaje con panecillos y
de postre los pestiños y los roscos
fritos.
De la cocina Serrana, caben destacar
platos tan suculentos como los anteriores, ejemplo de ellos son: el gazpacho de
segadores, realizado con pepino, cebolla, aceite, vinagre y sal; el ajopringue,
hecho a base de paté de hígado de cerdo; la gachamiga, las migas de harina, la “pulenta”, una
especie de sopa de huevo y harina; los andrajos con liebre; los caracoles
guisados con patatas; y los pimientos secos rellenos. Durante la Semana Santa, no hay que olvidar degustar los
panetes de bacalao y el arroz dulce.
Fiestas y
Costumbres
—Fiestas en honor de San Gregorio
Nacianceno: se llevan a cabo el fin de
semana más cercano al 9 de mayo, festividad del santo. Durante la festividad se
realiza una procesión, que sirve de antesala a los festejos que se celebrarán
durante cuatro jornadas.
—Otras Fiestas: Festividad de San
Miguel, celebradas en septiembre; Festividad de la patrona, Santa Catalina,
llevada a cabo el 25 de noviembre; Festividad de San Antón, que se celebra en
el mes de enero y se caracteriza por el
encendido de hogueras.
GUARROMÁN
Historia
Guarromán, al igual que un gran número de pueblos de la comarca, se
encuentra ligado al gran proyecto de colonización de Sierra Morena, que pusiera
en funcionamiento el intendente Pablo de Olavide de la mano del rey Carlos III,
a finales del siglo XVIII.
Los motivos de dicha colonización
fueron desarrollar la agricultura y la necesidad de proteger el camino real que
unía Cádiz con Madrid de bandoleros y maleantes. La elección del nuevo pueblo
de Guarromán se debió a la existencia de
una venta que llevaba su nombre en las inmediaciones del camino.
La idea de la colonización para esta
población en concreto, se basó en la implantación de una sociedad campesina de
colonos venidos de distintos puntos de Europa Central, a los que se les dotó
con 50 fanegas de tierra y los enseres necesarios para comenzar a cultivar.
La zona en general se dividió en
diferentes núcleos principales y parroquias, una de ellas fue Guarromán, que a
su vez tutelaba un conjunto de aldeas: Aldea de los Ríos, Martín Malo y Aldea
del Áltico.
En 1767 llegaron los colonos a
Guarromán, traídos por el trotamundos bávaro Thürrieguel, dándose la
circunstancia que la gran totalidad eran de procedencia alemana. Estas nuevas
familias, se iniciaron en trabajos agrícolas, y a pesar de las dificultades encontradas, en pocos años
hicieron realidad el proyecto ideado por don Pablo de Olavide.
Gracias a la especial notabilidad y
raza de estos colonizadores, Guarromán fue conocido en gran parte de Europa.
Así lo atestiguaba el viajero y escritor Towsend, que en uno de sus cuadernos decía: “Guarromán,
pueblo que contiene cien familias, cada una de
las cuales poseen cincuenta fanegas de tierra. La mayor parte de los
habitantes son alemanes, que por su industria y frugalidad, hacen honor a su
patria”.
Monumentos
Iglesia de la
Inmaculada Concepción
Fue edificada a finales del siglo
XVIII, realizándose su obra con materiales de piedra y arenisca roja. El
interior dispone de una sola nave de estructura rectangular con techumbre y
testero planos, mampostería encalada y coro. La fachada, precedida por una
escalinata, dispone de una pequeña portada con arco de medio punto, tres
pequeñas aberturas y un campanario de carácter colonial.
Pósito de
Labradores
Fue construido, al igual que la
iglesia, durante el siglo XVIII, por los
maestros mayores Silvestre Gómez y Jacinto de Garaña. Los materiales que
se emplearon en su edificación fueron sillares de arenisca. La estructura del
edificio es rectangular de una planta y desván; la fachada ubica una puerta
dintelada y espaciosos ventanales de
forma apaisada. El interior consta de dos naves, separadas por una arquería de
ladrillo, y apuntalado con tirantas de madera. Durante 1987 se rehabilitó la
totalidad del edificio para albergar la biblioteca pública.
Palacio del
Intendente
Esta mansión del siglo XVIII, sirvió
como residencia oficial del Intendente Carvajal (1807). En una de sus esquinas,
se puede apreciar un reloj de sol que tenía la finalidad de informar a los vecinos de las horas de llegada y de
partida de las diligencias, que tenían parada en la casa de postas.
Gastronomía
Al igual que en el resto de los pueblos de la comarca, la gastronomía de Guarromán se basa
en productos naturales y autóctonos. Entre la
gran variedad, son recomendables: la pipirrana de pintahuevos, que es
una ensalada de cebolla, patata cocida, aceitunas, huevos cocidos, sal y
pimientos; el “asaíllo de pimiento rojo”, cuyos condimentos son el pimiento
rojo asado, el aceite de oliva, el ajo y la sal; la tortilla de espárragos de
piedra; el moje de bacalao; y las gachas
de harina de Guija.
Fiestas y
Costumbres
—Fiesta del Olivar: se celebra entre
los días 23 y 25 de julio y es de carácter popular. Hay suelta de vaquillas,
reparto de cerveza gratis, y una noche mágica con velada flamenca. Sin
olvidarnos del concurso de silvestrismo, en el que se enjuicia el mejor canto
de los pájaros.
—Romería de San Isidro Labrador (15
de mayo): se lleva a cabo una romería en la Pradera de Rueda Rodadera, a orilla
del río Guadiel, a unos tres kilómetros del pueblo. Donde los romeros marchan a
caballo, en carrozas engalanadas o en remolques. Siempre de la mano del santo que preside la romería
abriendo la comitiva. Muchos de los participantes van a la vera de los músicos
bailando pasodobles.
—El Pintahuevos: se celebra el
Domingo de Resurrección y consiste en
regalarse huevos decorados y pintados entre las amistades y familiares del
municipio. Esta antiquísima tradición está basada en el “símbolo del amor” que para los cristianos
consistía en el huevo rojo de pascua, que según cuenta la leyenda, había sido
enrojecido por la sangre derramada por
Cristo cuando era crucificado.
—Fiesta de los Santos: celebrada el
día 1 de noviembre, las pandas de jóvenes marchan al campo, para pasar un par
de días o tres haciendo lumbres, cantando y
bailando.
—Día de San Juan: festividad en que
los jóvenes recogen el agua de las fuentes para verterla sobre los viandantes,
con el fin de purificarlos.
—Campanada de las Siete
Generaciones: se lleva a cabo a finales de octubre y es una tradición actual,
basada en la Fundación del pueblo. Radica en
hacer sonar la campana en honor a Carlos III siete veces, bajo el amparo
de una encina, una por cada generación transcurrida
desde la fundación de Guarromán.
JABALQUINTO
Historia
Apenas hay datos sobre los orígenes de Jabalquinto, aunque se sabe
que durante la dominación romana se le conocía por Ossigi, que era un lugar
cercano a Cástulo, la ciudad de mayor importancia del Alto Guadalquivir.
La fundación de Jabalquinto se
remonta a las primera oleadas de la Reconquista, y en concreto al reinado de
Fernando III el Santo. Estando muy vinculada a la ilustre casa de Día Sánchez
de Biedma (1347), que logró que Baeza le
cediera el señorío de la antigua aldea
islámica de Estivel, donde según cuenta la tradición estuvo emplazado el
antiguo templo de Jano.
La finca de Estivel marcó la zona fronteriza entre las provincias
de la Bética y la Tarraconense, sabiéndose que durante la etapa ibérica fue
escenario de la Segunda Guerra Púnica.
Día Sánchez cedió la villa por testamento a su hijo Manuel
Benavides y Mendoza (1446), que se desenvolvía como primer Señor de
Jabalquinto. Posteriormente, a sus herederos se les otorgaría el título
nobiliario de marqueses de Jabalquinto (1617), quedando integrada en la Casa de
los Condes de Benavente y consecutivamente en la de los duques de Osuna.
Este señorío fue afianzado durante la segunda mitad del siglo XV,
por el señor Juan de Benavides, que erigió un palacio sobre las ruinas de la
antigua fortaleza árabe. De aquella etapa, en la actualidad solamente quedan
los restos de una gran torre, varios aljibes y un recinto amurallado.
Monumentos
Iglesia
Parroquial de la Encarnación
Los orígenes de este interesante
templo se remontan al siglo XVI, en que se construyó la estructura de sillería
con bóveda de medio cañón. El elemento más destacable es la portada
renacentista, que se compone de un arco de medio punto escoltado por dos
columnas corintias. Igualmente, cuenta la portada con un gran medallón circular
en que se incluye un relieve de la Virgen María con el Niño Jesús en su regazo.
Por lo demás, un sencillo remate y un frontón triangular concluyen el conjunto.
En el lateral derecho, se observa una sencilla torrecilla de dos pisos, con
doble vano de medio punto, perteneciente al siglo XVIII.
El interior conserva la nave
primitiva del siglo XVI, que se encuentra cubierta por una bóveda de medio
cañón que reposa sobre arcos fajones. Al presbiterio se accede a través de un
arco toral, es de posterior
construcción, y se encuentra irradiado por ventanales en forma de trébol.
Palacio de los
Duques de Jabalquinto
Esta construcción fue realizada
durante el siglo XVI en sillería. La planta del conjunto es rectangular,
mostrándonos una magnífica fachada en forma apaisada, en la que podemos
distinguir dos portadas. La principal,
con arco de medio punto, escoltada por pilastras corintias, que se rematan a
ambos lados por sendos escudos nobiliarios, sujetos por tenantes de la Casa
Benavides. En los balcones, la rejería es de gran suntuosidad.
En el interior cabe destacar el
vestíbulo, la baranda de las escaleras,
el conjunto de rejería y el jardín-huerto.
Ermita de San
Juan
Se encuentra a espaldas del Palacio
de los Duques, conservando la estructura de sus portadas conventuales del siglo
XVII, una espadaña y las celosías de los distintos elementos.
Gastronomía
Es típica en la gastronomía de
Jabalquinto, los denominados guiñapos, que se realizan con tiras de masa de
harina, cocidas con diversos ingredientes a los que se les añade carne o
pescado.
También es muy conocida la
repostería de este pueblo, sobre todo las magdalenas caseras, los borrachuelos
bañados en vino moscatel, fritos y recubiertos de azúcar.
Fiestas y
Costumbres
—San Isidro Labrador: se celebra el
15 de mayo, y se inicia con la comida
que la Hermandad de San Isidro organiza en el Palomarejo, lugar situado en las
orillas del río Guadalimar, cercano al pueblo. Por la tarde, un encadenamiento
de carrozas y vecinos, acompañados de la maquinaria agrícola recorren las
calles de Jabalquinto en procesión con el santo.
—Feria y fiestas en honor de Nuestro Padre Jesús
Nazareno: se llevan a cabo la primera
semana del mes de julio, en las que se realizan todo tipo de actividades
lúdicas y deportivas, sobresaliendo las verbenas nocturnas.
—Fiesta del Emigrante: celebradas el
día 12 de noviembre. Donde los vecinos despiden a los emigrantes, ofreciéndoles
una serie de festejos populares y verbenas.
—La Semana Santa con su procesión del Paso, en la que emociona el
abrazo llevado a cabo por las imágenes de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de
los Dolores, a las puertas del templo.
LINARES
Historia
Los orígenes de la actual ciudad de
Linares se asientan en la que fuera la antigua Cástulo, allá en la Edad de
Bronce, en el período argárico. De aquella época datan los primeros vestigios
arqueológicos encontrados, unos de los de mayor importancia de Europa. La antigua
Cástulo se puede considerar como el centro económico de la zona, en cuanto a
riqueza minera en plomo y plata durante la transición de las civilizaciones
íberas, griegas, fenicias y cartaginesas, siendo capital de la Oretania en
época ibérica.
Con
la colonización romana, Cástulo se convierte en ciudad federada y es el
centro minero que controla los yacimientos de la comarca en un radio de
cuarenta kilómetros, circunstancia que enriquece a la zona y la dota de una
infraestructura de importantes vías de comunicación hacia Levante, Córdoba y
Málaga.
Ya en tiempos de los Visigodos,
Cástulo se convierte en sede episcopal, sabiéndose que durante el Concilio de
Toledo (siglo IV) envió un representante. Los siglos VI y VII trajeron la
decadencia a la zona, a favor de Baeza, quedando solo algunas pequeñas aldeas
habitadas.
Durante la dominación musulmana,
Qastuluna es escenario de diferentes y decisivas batallas. La primera fue la
llevada a cabo entre Abderramán I y Yusuf; lustros más tarde lo sería con
Abderramán III y Shaliya, el rebelde “muladí”, de ese tiempo se conserva aún el
castillo árabe de “Shaliya”.
Es durante ese período, cuando
surge, al amparo de un castillejo, el poblado de Linares, que sería conquistado
por los cristianos, a la par que Baeza (1227), sirviéndoles de albergue antes
de sus futuras actuaciones.
En los siglos XIV y XV, Linares
padece una inestabilidad interna importante debido a las continuas pugnas
intestinas llevadas a cabo por su nobleza. Más adelante, en el reinado de los Reyes Católicos, el debilitamiento del
poder del Concejo de Baeza, ayudó al proceso de emancipación de los linarenses.
Aunque tal acontecimiento no se llevaría a cabo hasta el reinado de Felipe II,
en concreto el día 17 de agosto de 1565, tras el pago a la corona de 7.500
maravedís.
En estos años de mediados del siglo
XVI, Linares era una ciudad señorial que fundamentaba su riqueza en las
posesiones agrícolas. Así lo atestigua su configuración urbana: un núcleo
medieval en torno a la iglesia y el castillo, habitado por los hidalgos y el
clero, y un conjunto de barriadas ocupadas por la clase obrera.
El escalonado detrimento de la
región durante los siglos XVII y XVIII, alcanzó a Linares, afortunadamente, por
pocos años. Y así, en el siglo XIX, la comarca empieza a despegar de un modo
definitivo, inspirada en una nueva legislación y con la aplicación de nuevas
tecnologías relacionadas con la minería. La explotación de sus minas de plomo
la van convirtiendo en una rica zona industrial y comercial. A finales de siglo
llega el ferrocarril y un cúmulo de inversiones extranjeras, que aportan nuevas
tecnologías a la minería. La economía comienza a expandirse y en 1875, por Real Decreto, el
rey Alfonso XII concede el título a Linares de ciudad.
La transformación que sufre la
ciudad es llamativa, surgiendo barrios residenciales de hermosas avenidas
rectas y casas individuales y se construyen plazas y parques con hermosos
jardines, rememorando el modernismo levantino. En definitiva, Linares comienza
a caminar en la prosperidad de los tiempos, actualizándose cara a un futuro que
se le proyecta cierto.
Monumentos
Plaza del
Ayuntamiento
Conocida por “El Llano”, era el
lugar donde en los siglos XVI y XVII, se celebraban las corridas de toros. En ella se encuentra el edificio del
Ayuntamiento, rehabilitado y restaurado entre 1870 y 1875, bajo una estructura
neoclásica.
Casa de la Munición
Se encuentra en la misma plaza del
Ayuntamiento y en su origen fue una fábrica de explosivos, construida en época
de Carlos III. En su fachada se aprecia un escudo real y de ella se cuenta que,
durante la Guerra de la Independencia, sus operarios suministraban parte de la
producción de munición a la guerrilla,
sacándola escondida en balas de leña.
Pósito
Este edificio fue terminado de
construir a finales del siglo XVIII, y nos muestra en su fachada el escudo de
Linares. Cuando Linares obtuvo el título de ciudad, se habilitó como prisión.
En la actualidad, el Pósito alberga las
instalaciones del Colegio de Educación Especial Virgen de Linarejos.
Iglesia de
Santa María
La construcción de este templo se
abordó tras la conquista cristiana, aunque durante el siglo XVI sufriría un
importante proyecto de remodelación y ampliación de manos del insigne Andrés de
Vandelvira, que al final se vería malogrado, debido a los cuantiosos gravámenes
impuestos por la administración de Felipe II a los vecinos. Esta interrupción
permitiría que sobreviviera el estilo gótico y renacentista del templo.
La estructura interior de la
edificación se compone de tres naves, separadas por arcos formeros apuntados
que se sostienen en pilares octogonales con columnillas adosadas y delicados
capiteles. Las bóvedas de crucería tienen la clave ornamentada con los escudos de los caballeros cristianos que conquistaron
Linares. La fábrica renacentista se centraliza en el crucero y el presbiterio,
estando guarnecida de casetones de influencias vandelvirianas. El altar mayor
nos muestra un retablo de principios del siglo XVI y de estilo italo-flamenco,
traído de Villabines de León.
En el exterior, destaca la portada principal que es de estilo
gótico-isabelino, así como la portada barroca de finales del siglo XVII, la portada de San Pedro y la
torre de planta octogonal. El conjunto fue declarado Monumento Histórico Artístico
en 1974.
Palacio de los
Zambrana
Este edificio de fachada
renacentista y torreón de estructura castellana, nos muestra en la primera los
escudos de los Zambrana, Olid, Dávalos y Rivera. El conjunto, que no se
encuentra en mal estado de conservación, ha cumplido funciones en su dilatada
historia de palacio, casa rural, cuartel de infantería y albergue de ancianos.
Casa-Palacio de
los Orozco
Se encuentra situada en la calle del
Pontón y es una mansión de tipo rural, en
la que se puede apreciar un
hermosísimo patio castellano en su interior, junto con un bello balcón y el
escudo de los Orozco en la fachada
principal.
Convento
Hospital de San Juan de Dios
Nos ofrece en su portada un conjunto de placas talladas a
bisel, que son un ejemplo de la arquitectura barroca, en la que se distinguen
placados laminares, motivos geométricos, niños sobre pedestales y hornacinas
con gruesas molduras. Actualmente, el convento, que es de finales del siglo
XVII y principios del XVIII, está dedicado a Palacio de Justicia. Si lo
visitamos, podremos reparar en un magnífico claustro y el conjunto de galerías,
tanto superiores como inferiores. Fue declarado Monumento Nacional en 1962.
La Casa de
Pajares
Este edificio pertenece a las
construcciones realizadas a finales del siglo XVIII. En su interior nos muestra
un recogido patio de estilo castellano y la fachada nos seduce con unos
balcones entredós. En esta mansión se instituyó la junta revolucionaria de
1868.
La Casa del
Torreón
Alberga en la actualidad la sede del
Museo Arqueológico de Linares. Fue construida sobre una antigua edificación de
la época musulmana. Destacando, del incomparable conjunto, su arrogante
torreón, así como los escudos de los que fueron propietarios. El museo acoge un
importante número de salas, donde se pueden ver los vestigios más
significativos, procedentes de la desaparecida ciudad de Cástulo. Piezas de
valor incalculable, de culturas tan heterogéneas como las ibero-romana,
visigoda y árabe, que nos muestran colecciones de cerámica y orfebrería
ibérica, así como una diversidad de
máscaras de terracota, esculturas, capiteles, columnas y una cabeza femenina
del período romano.
Iglesia de San
Francisco
De origen conventual, fue construida
a finales del siglo XVI y ampliada en los siglos venideros, siendo su
estructura una mezcolanza de los estilos renacentista y barroco. En 1720 se
añadieron cuatro capillas con bóvedas ovaladas. En el exterior se observa una
fachada sobria, con una portada que acoge columnas pareadas sobre pedestales,
pinaculillos, una hornacina con la imagen de San Francisco y una espadaña como
remate final.
Fuente del
Pisar
Cuenta la leyenda que allá por el
siglo XVI, al pasar por el lugar un
caballero, el caballo que iba montando hundió la pata en el barro y quedó
aprisionado. Al liberarlo el dueño, se dio cuenta que surgía del lugar un
copioso caño de agua, que desde entonces no ha dejado de manar. Esta historia
de la fuente que surgió, tras “pisar” el
caballo, tiene su explicación científica. Ya que el lugar en el que se
encuentra la fuente existen veneros subterráneos, algunos de los cuales,
llevaban sus aguas en la antigüedad hasta la ciudad de Cástulo y Linarejos.
Santuario de
Linarejos
En esta bella ermita, según cuenta
la tradición, se apareció la Virgen a un pastor en el año 1227. La construcción
se corresponde con el siglo XVII, aunque durante el siglo XVIII se remodelaría,
añadiéndosele un camarín.
Hospital de los
Marqueses de Linares
Este inmueble de estilo neogótico
fue construido entre los años 1904 a 1917. En su interior se puede percibir un singular patio
central con capilla y cuatro pabellones. Asimismo, dispone de una cripta de
bronce y alabastro, con los sepulcros
esculpidos en mármol perteneciente a los marqueses, realizados por el artista
Lorenzo Coullaut Valera.
Estación de
Ferrocarril
Edificación que fue construida a
finales del siglo XIX por la familia de banqueros parisinos Rothschild. En la
construcción, realizada en ladrillo rojo, se mezcla el eclecticismo con el
historicismo y las reminiscencias mudéjares.
Gastronomía
Esta ciudad se distingue por su
importante variedad gastronómica. Y a pesar de su industrialización y
crecimiento, en ningún momento ha perdido su identidad culinaria, que la hace
singular y competitiva en relación con otras poblaciones cercanas.
Entre sus platos más destacados, son
dignos de mención las patatas con pimentón, las habas con jamón, la pipirrana minera, los andrajos de
liebre, el ajoblanco, el cabrito al ajo cabañil y los perolos, un guiso muy
típico a base de castañas, matalahúga y ciruelas pasas.
En cuanto a la repostería, caben
destacar: el chanchepol, los himilces, los almendrados, las gachas con
matalahúva y las turcas.
Fiestas y
costumbres
—Romería de la Virgen de Linarejos: para
más señas es la patrona de Linares desde 1757 y que, según cuenta la leyenda,
se apareció en 1227, en el mismo lugar
en donde actualmente se halla su ermita. A esta peregrinación acuden multitud
de personas para pasar una entretenida jornada romera.
—Semana Santa: considerada de interés turístico andaluz. Destacar
las excelentes bandas de cabecera, así como las hermandades y los tercios
trompeteros. Junto a este elenco de medios, hay
que destacar la magnífica imaginería de los pasos, y especialmente el
acto de la Expiración en la calle Marqués, donde se da lectura del prendimiento
de Nuestro Padre Jesús, a la par que
la imagen ofrece su bendición, con su brazo articulado, a la
multitud de linarenses que acuden a
la procesión en Viernes Santo.
—Ferias y fiestas de San Agustín: se celebran en los
últimos días de agosto y los primeros de septiembre, y tienen sus orígenes en
una antigua muestra de ganado, rescatada del
olvido en 1998. Durante estas jornadas, se llevan a cabo corridas de
toros, a las que acuden grandes figuras, junto con importantes conciertos
musicales y actuaciones teatrales. Todo este conjunto de hechos, hacen de las fiestas de San Agustín una de las más
significativas de la provincia de Jaén.
MENGÍBAR
Historia
En las proximidades del pueblo de
Mengíbar se hallaba la ciudad de Iliturgi, en concreto, en el cerro Máquiz,
según las crónicas de Tito Livio. Los orígenes de aquella villa se remontan a
la edad del Cobre, para ser en tiempos de los íberos una importante “oppida”.
Posteriormente, durante la Segunda Guerra Púnica, Iliturgi sería ciudad
cartaginesa, hasta que fuera conquistada y destruida por los romanos (208 a.
C.) de la mano de Publio Cornelio Escipión, en
la batalla de “Baecula”. Siglos más tarde, aquella ciudad se
reconstruiría y una de sus villas limítrofes sería la actual Mengíbar.
Durante la etapa musulmana, Mengíbar
tuvo trazas de ser una arquería, que sería asolada por el rey Fernando III
(1225) en una de sus incursiones en la zona, y cedida para su tutela a los
caballeros de la Orden de Santiago, los cuales erigirían una fortaleza de forma
rectangular y torreones redondos en dos de sus esquinas, junto con una torre cuadrangular en el centro del lado
este, y la torre del homenaje, sita en
el centro del patio.
En el período de los Reyes
Católicos, la Orden de Santiago perdió sus prerrogativas y Mengíbar pasó a
estar suscrita a la ciudad de Jaén. Hasta que en 1573, don Rodrigo Ponce de
León, caballero veinticuatro de la ciudad
de Jaén, adquirió el término de Mengíbar, hecho que desagradó a la vecindad, oponiéndose totalmente. Y así,
un año más tarde, fueron los vecinos quienes lograron la emancipación de
Mengíbar, mediante la compra de la villa a Felipe II. Esta nueva circunstancia
de independencia dificultó la prosperidad de Mengíbar, no logrando encauzarse
económicamente hasta mediados del siglo XVIII.
Durante la Guerra de la
Independencia, tuvo cierta relevancia, al llevarse a cabo en su vecindad, los
prolegómenos beligerantes que finalizarían con la batalla de Bailén.
Posteriormente, iría trocándose en una pueblo con ideas expansionistas, tanto agrícolas como
industriales. Actualmente y, debido a su estratégica situación, Mengíbar es uno
de los municipios con mayor pujanza económica de la provincia de Jaén.
Monumentos
Torre del
Homenaje del Castillo
La torre de Mengíbar es una de las
construcciones más relevantes de la castellología jiennense, fue levantada
por los cristianos durante el siglo XIII
y su estructura es de formas cuadradas. El interior de la torre del homenaje se
encuentra dispuesto en tres pisos. El primero dispone de un aposento cuadrado
cubierto por una bóveda vaída de
ladrillo. En las restantes plantas, juntamente con los respectivos apartamientos,
se aprecian bóvedas de cañón de ladrillo espigado que se guarecen sobre arcos
apuntados. El conjunto fue cimentado con murallones de sillarejo, reforzando
las esquinas a soga y tizón.
Iglesia de San
Pedro
Los orígenes de este templo datan de
la segunda mitad del siglo XVI, encargándose su edificación a los maestros
Francisco del Castillo “el Viejo” y Alonso Barba. La estructura dispone de tres
naves, separadas por soportes de sección cuadrada y circular con medias
columnas adosadas. La cubierta se halla realizada con bóvedas vaídas, a
excepción del presbiterio que las tiene de cañón y casetones. En el exterior,
se puede admirar la portada principal con su arco de medio punto sujeto por
pilastras que se elevan sobre altos basamentos. En el segundo friso, que es
dórico, se observa una hornacina que guarda la figura de San Pedro y el escudo
del obispo Francisco Delgado.
La Casa Palacio
de los señores de la Chica
Construcción realizada en el siglo XVII, que ostenta un bello
patio compuesto por ocho arcos de medio punto, además de exponerse en su interior magníficas piezas de
arqueología.
La Casa de la
Inquisición
Fue erigida durante el siglo XVII, y
nos muestra una maravillosa fachada de pilastras toscanas y dintel
almohadillado. En su clave se puede observar el escudo de la Santa Inquisición.
Otros Monumentos
Los restos de fortificaciones musulmanas, la ermita del Señor de
las Lluvias y la ermita de Santa María Magdalena.
Gastronomía
Es de características similares al
resto de los pueblos de la zona, siendo los platos de origen campesino y
ganadero. Destacando la pipirrana, como plato típico del verano; las migas, que
suelen ser de pan y van acompañadas de
chorizo, rábanos, arenques y bacalao; el
pisto de tomate y pimientos, las albóndigas de bacalao, que se comen habitualmente
los días de Cuaresma; el cuchifrito, la salsa de pastor y el churrasco de
cerdo.
En cuanto a la repostería, son
mencionables las hojuelas con miel, los pestiños de aceite, los roscos fritos y
los roscos de vinos.
Fiestas y
Costumbres
-Festividad de San Antón: se realiza
la víspera de la conmemoración del santo (16 de enero), haciéndose hogueras en
la mayoría de las calles de Mengíbar. Los vecinos aprovechan el día para
degustar sus embutidos caseros y comer churrascos de cerdo y maíz tostado. En
el día de la festividad se lleva a cabo una procesión en la que se pasea al
santo y además se bendicen los animales domésticos y de labor, a la par que
caminan dando vueltas por los contornos de la iglesia de San Pedro.
-Romería de Santa María Magdalena:
es una festividad muy reciente que se celebra el segundo domingo del mes de
mayo. Se traslada a la imagen de la Virgen en romería, hasta la ermita del
Cerro de Maquíz.
-Día de la Cruz (3 de mayo): los
vecinos levantan altares, cuyo principal motivo es la Santa Cruz, en torno a
los cuales se canta, baila y se divierten todos los asistentes.
-Romería de San Isidro: se celebra
en la ermita que lleva el nombre del santo, que se halla situada en el paraje
conocido por “El Dañador”. Dos días antes de su onomástica, el santo se
traslada hasta Montizón, para volver a su templo y en carreta el día 15 de
mayo. El día de la festividad, se lleva a cabo una misa campera, y
posteriormente los romeros pasan la jornada festiva en el pantano de “El
Dañador”.
-Fiestas y Feria de San Juan (24 de
junio): se realizan durante el fin de semana más próximo a la festividad, y es
destacable la suelta de vaquillas por las calles de Montizón y las verbenas
populares.
-Fiestas en honor de Santa María
Magdalena: se celebran alrededor del 22 de julio, y son conocidas por el nombre
de Malena. En ellas, destacan los concursos de “pipirranas”, las actuaciones
musicales y las verbenas.
-Rosarios de la Aurora: llevados a
cabo todas las madrugadas de los domingos del mes de septiembre. Durante estas
procesiones, los hermanos de las cofradías de Nuestro Padre Jesús, la Virgen de
los Dolores, la Virgen del Carmen y la Virgen del Rosario despiertan a los
vecinos con cánticos centenarios que los convocan al rosario de la aurora.
NAVAS DE SAN JUAN
Historia
Habremos de remontarnos al II
milenio a. C. para encontrar los primeros asentamientos en la zona, en
concreto, en los lugares conocidos por el “Castellón” y la “Atalaya”, aunque el
pueblo de Navas de San Juan debió fundarse allá por la época ibérica, a través
de una colonización proveniente de la gran villa de Cástulo, alrededor del
siglo IV a.C.
La localidad, durante la dominación
romana, fue de relativa importancia, al
encontrarse sita entre los caminos que conducían a Cástulo e Ilugo. Así
nos lo atestiguan dos miliarios encontrados en el término municipal.
En el entorno de Navas de San Juan,
abundaron las explotaciones de las llamadas tipo “villa”, de las que se han
encontrado siete, entre las que resaltan “El Acero” y el “Cerro Prior”.
Durante la dominación musulmana, el
pueblo debió ser una pequeña alquería integrada dentro del distrito
administrativo de “Sant Atisban”, donde se construyó una fortaleza que tras la
conquista castellana sería reformada. Este castillo no sería el único del
entorno, habiendo otras fortificaciones como las ubicadas en el Santuario de
Santa María de la Estrella y la del Castillo de Ero.
La comarca a la que pertenecía Navas
de San Juan fue conquistada por el rey Fernando III en 1226, integrándose a las
tierras del realengo bajo la jurisdicción de Santisteban.
En el siglo XIV, las Navas y
Castellar conformaron el “Señorío de Santisteban”, que sería entregado de manos
del rey Enrique II a Men Rodríguez Benavides, para su administración y
gobierno. En 1473, Enrique IV lo convertiría en condado, otorgándole a don
Diego Sánchez de Benavides el título de conde de Santisteban. En 1793, el rey
Felipe V elevaría el condado a ducado, confiriéndolo a la Casa de Medinacelli.
Sería Carlos IV quien desvincularía a Navas de San Juan de Santisteban,
asignándole el privilegio de villazgo, corría el año de 1802.
Monumentos
Iglesia de San
Juan Bautista
Esta edificación de arquitectura
múltiple fue construida por el maestro Juan de Ostiaga, entre los siglos XVI y
XVIII. El interior del templo nos muestra una nave dividida en tres zonas
perfectamente delimitadas: el presbiterio, que se encuentra cubierto por una
bóveda de cañón con lunetos; la nave central, que se halla cubierta por una
bóveda de cañón de aristas y dispone de dos capillas laterales; y un tercer
tramo que se abriga con una bóveda de media naranja sobre pechinas. En la zona
exterior, despunta la portada, que es de formas manieristas y la torre, que fue
construida durante el siglo XVII.
Ermita de la Virgen
de la Estrella
Esta extinta fortaleza medieval
sobre la que se construyó la ermita durante los siglos XVI al XVIII, conserva
actualmente la que fuera su torre del
homenaje, lugar en que se halla instalado el camarín de la Virgen.
El santuario posee una sencilla
portada de medio punto, que está rematada por una espadaña. El interior es de
planta basilical y se cubre por una techumbre plana soportada por arcos de
medio punto. Además, el edificio cuenta con una sacristía y una vivienda para
el santero.
Otros
monumentos
El Ayuntamiento, que es una
edificación de finales del siglo XIX, en la que sobresale su frontis de
ladrillo con reloj, la espadaña con campana y una galería con zócalos sobre
pilares en el segundo piso.
El asilo de Santa Sara y San Fructuoso, otra obra de finales del XIX, en
la que se percibe un estilo ecléctico y ornamentación modernista.
Fiestas y
Costumbres
—Feria y fiestas de San Juan: se
celebran desde 1808 en honor al santo patrón durante el mes de junio, en
conjunción con la Virgen de la Estrella. En estos días se suceden diversos
tipos de actividades lúdicas, destacando las actuaciones musicales, las
actividades culturales y las deportivas. Sin olvidar los encierros taurinos que
gozan de gran popularidad.
—Romería en honor de Nuestra Señora
la Virgen de la Estrella: se lleva a cabo el Primero de Mayo con la partida de
los romeros en dirección a la ermita de la Virgen, lugar próximo a Navas de San
Juan. Durante el trayecto, los peregrinos avanzan entonando cánticos marianos,
que consisten en jotas populares. Por la
tarde se saca a la Virgen en procesión y
se lleva a cabo la típica subasta de “estadales”, consistente en pujar por unas
cintas bordadas por las lugareñas para la Virgen.
El retorno de la romería se efectúa el día tres, al
anochecer. Momento en que los vecinos agasajan a su patrona, arrojándole
pétalos de rosa a su paso.
SABIOTE
Historia
Deberemos retroceder hasta la Edad
del Bronce para encontrar los primeros vestigios de esta localidad, que comenzará
a dibujar su historia algunos milenios más adelante, en concreto durante la
etapa islámica en la península Ibérica. Aquellas primeras fuentes árabes la
nombran como “Castillo de Sabiyuta”, pues en tiempo de los musulmanes, existió
en el lugar una antigua fortificación, de la que constan noticias en torno al
año 1137, cuando la población fue atacada por las tropas de Alfonso VII, que no
lograron conquistarla.
Sabiote, durante aquel período, fue
la puerta de acceso a la comarca, circunstancia que promovió durante los siglos
XI y XII la construcción de nuevas disposiciones en la fortaleza, para redoblar
sus defensas. Aunque al final, el esfuerzo y la insistencia de los cristianos
tuvo su recompensa, con la conquista de Sabiote a manos de las tropas del rey
Fernando III el Santo. La potestad de la población se la disputaron el obispo
de Baeza y el arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada, hasta que Alfonso X
el Sabio le otorgara el título de “Muy Leal Villa” y se la confiriera a la
Orden de Calatrava.
Con posterioridad, durante el siglo
XV, Sabiote sojuzgó un lugar acentuado en las disputas llevadas a cabo en la
zona de la Loma, a consecuencia de los altercados dinásticos tras la muerte de
Enrique IV.
Sabiote llegó a gozar de su máximo apogeo en el siglo XVI, cuando
el emperador Carlos V vendió la villa a su secretario Francisco de los Cobos,
en 1537. Cobos la convertía en la sede de su mayorazgo y, tras su
fallecimiento, su esposa, María de Mendoza, conservaría el vasto patrimonio que
años más tarde heredaría su hijo, Diego de Cobos, primer marqués de Camarasa.
En ese mismo siglo (1573) la titularidad de Sabiote pasaría a
manos de la casa de Medinacelli, hasta que en 1812 las cortes de Cádiz le
otorgaran su independencia.
Monumentos
Castillo
Esta fortaleza, mandada a construir
por don Francisco de los Cobos, que
remodeló la que fuera antigua alcazaba para su erección, es una singularidad
dentro del conjunto de fortificaciones españolas, al ser la muestra más antigua
conservada en la Península Ibérica de castillo renacentista amurallado. Durante
el siglo XVI, los maestros italianos habían desarrollado un nuevo modelo de
fortaleza, fundamentada en un conjunto de baluartes de formas pentagonales y
dotados de troneras. El recinto murado de Sabiote constaba de seis puertas y,
en la actualidad, se puede apreciar una
bella portada plateresca con el escudo de armas de Cobos y doña María. Tras la
conquista cristiana, Sabiote fue señorío de don Juan de Zúñiga, para a continuación
pasar a formar parte de la Orden de Calatrava, hasta que en el siglo XVI,
Carlos I se lo cedió a su secretario de Estado don Francisco de los Cobos y
Medina.
Iglesia
Parroquial de San Pedro
La construcción actual pertenece a
la segunda mitad del siglo XVI,
edificándose sobre los restos de otra de estilo gótico, de la que podemos
encontrar vestigios en la portada norte (gótico-flamígero) y la portada sur,
conocida por Puerta del Sol (plateresca). En el interior, podemos observar su
planta de salón, el pilar siloesco y una bóveda vaída perteneciente a la
escuela de Vandelvira.
Ermita de San
Ginés de la Jara
Se debe su construcción al
arquitecto J. Gallego (siglo XVIII) y nos muestra una estructura en forma de
cruz latina y camarín en la cabecera, donde se encuentra una talla de San
Ginés. La ermita está decorada con pinturas animadas con hojarascas de estilo
rococó, ángeles tocando instrumentos musicales y los evangelistas en las
pechinas.
Monasterio de
las Carmelitas Descalzas
Fue fundado por los ilustres señores
don Francisco de los Cobos y su esposa, María de Mendoza, a finales del siglo
XVI. El estilo del conjunto es renacentista y posee un bello claustro con
arcadas de medio punto y columnas dóricas. La iglesia se construyó sobre los
restos de otra de formas románicas y está glorificada a Santa María.
Mesón Viejo
Es una típica construcción pública
del siglo XVI, destinada para servir de cobijo a los viajeros.
Barrio del
Albaicín
Se encuentra situado en la parte
baja del pueblo, junto a las murallas del Norte y su organización nos muestra
un maderamen de callejuelas estrechas y sinuosas, que envuelven un conjunto de
casas de fachadas mudéjares encaladas.
Otros
Monumentos
Puerta de Granada (siglo XIV), Arco
de la Alegría, Palacio de los Teruel (siglo XVI), Palacio de los Messía (siglo
XVI), Palacio de los Mendoza (siglo XVI), Torre de la Barbacana y Puerta de los
Santos (siglos VIII a XIII) y Palacio de los Melgarejo o de las Manillas (siglo
XVI).
Gastronomía
Sabiote, al igual que el resto
de los pueblos de la comarca, dispone de
un elenco de platos típicos dignos de degustar en cualquier época del año.
Entre ellos, se distinguen: los garbanzos mareaos que se hacen friendo los
garbanzos sobrantes del cocido, con cebolla, tomate y sal; el morrococo también
hecho con garbanzos, a los que se les añade tomate, cebolla picada, sal,
vinagre y aceite de oliva; las migas, los conocidos andrajos, que en Sabiote se
confeccionan a base de tomate, pimiento, almejas, liebre o bacalao, pimienta,
laurel, azafrán, agua, sal y tiras de masa de harina con agua y sal, y el
bacalao encebollado.
En cuanto a la repostería de
Sabiote, caben destacar los roscos de gachamiga, los borrachuelos, las gachas
de los Santos, los roscos de blanquete y las monjabanillas, realizadas con
pasta de huevo batido, agua, leche, harina y espolvoreado de azúcar.
Fiestas y
costumbres
—Ferias y fiestas en honor de San Ginés de la Jara. Sabiote, desde
el siglo XVII, rinde culto a sus dos patrones, San Ginés de la Jara y a la
Virgen de la Estrella, celebrando durante el mes de agosto las fiestas
patronales. En estos días se llevan a cabo distintos actos religiosos, así como
espectáculos taurinos, deportivos y culturales.
—Festividad de San Antón: suele
coincidir con la finalización de la recogida de aceituna. Y al igual que en
muchos otros pueblos, se encienden hogueras, alrededor de las cuales se reúnen
los vecinos para comer garbanzos tostados, hacer rosetas, beber sangría y fumar
cigarrillos de matalahúva.
—Fiesta de la Candelaria: es una
fiesta meramente religiosa celebrada en febrero, en donde se bendicen los
roscos de la caridad, además de levantarse hogueras, cercanas al Ayuntamiento.
Por este motivo, los vecinos tuestan garbanzos, hacen rosetas y beben la bebida
de la ocasión, un excelente ponche realizado por ellos mismos. A la par, eligen
al Comisario de la Virgen de la Estrella y a la Mayordoma de la Virgen de
la Cabeza.
—Carnaval: se celebra durante el mes
de febrero. Hay concursos de comparsas, a los que los vecinos acuden
disfrazados de mil formas diferentes. En
estos días, se lleva a cabo una práctica exclusiva del pueblo, conocida con el
nombre de “Turi”, consistente en que los participantes rompan botijos con
los ojos vendados.
—Semana Santa: impregnada de fervor
religioso, en la que se veneran las imágenes
de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Soledad. En esta procesión,
desfilan más de cuatrocientas mujeres vistiendo un luto riguroso, mientras
portan un farol en la mano.
—Carreras de caballos al estilo
medieval: se celebran en honor a la
Virgen de la Estrella y tienen lugar la tarde del Primero de Mayo. Se inician
con la llamada del Comisario del cortejo que, a lomos de un caballo y portando el estandarte de la Virgen, convoca
a todos los vecinos para que participen en
la carrera. Una vez reunidos los jinetes, que van ataviados a la antigua
usanza a la par que sus cabalgaduras perfectamente enjaezadas, comienza el
concurso, cuyo único premio es el de rendir culto a la Santísima Virgen,
patrona de Sabiote.
—Romería de la Virgen de la
Estrella: se lleva a cabo el Primero de Mayo. Ese día, de madrugada, los
costaleros sacan la imagen de Santa
María de la Estrella en procesión. Y a partir de ese instante, la mecen y la
bailan entremezclándola con el gentío. Una vez finalizada la verbena de juegos artificiales, procesionan a
la Santa por las calles de Sabiote, mientras se escuchan cánticos marianos y
los romeros van en peregrinación hacia la ermita de San Ginés, para celebrar la
eucaristía. Una vez concluida la misa, la Hermandad convida a los asistentes a pan con aceite, habas verdes
y vino.
—Fiesta de San Isidro (15 de mayo):
esta festividad se organiza por la Cámara Agraria Oficial y por el Ayuntamiento
en honor al santo patrón de los
agricultores. En la que la imagen de San
Isidro recorre las calles de Sabiote en solemne procesión, junto con un muestrario de ganado y diversas carrozas
adornadas con motivos labriegos.
SANTA ELENA
Historia
Los primeros vestigios encontrados en Santa Elena datan
de la prehistoria. Así lo atestiguan
un conjunto de pinturas
rupestres, esquemáticas y levantinas encontradas en lugares próximos, como el
de la Cueva de Vacas del Retamoso, en el paraje denominado de los Órganos, y la
Cueva del Santo.
Posteriormente, durante la etapa ibérica, la zona de
Santa Elena fue de cierta importancia, al encontrarse en sus aledaños uno de
sus grandes centros de culto, el Santuario del Collado de los Jardines. En
estos parajes se han hallado un sinnúmero de exvotos ibéricos, en concreto
estatuillas destinadas a rendir culto a los dioses. En la zona superior del
asentamiento, que se descubre sobre una meseta, se aprecia los restos del que
fuera un antiguo poblado íbero, que debió perdurar hasta la época romana.
Ya en la Edad Media, la población fue conocida por la
batalla de las Navas de Tolosa, al establecer el califa Al-Nasir la totalidad
de su ejército almohade en un campamento. Aquel acontecimiento sucedió el 17 de
julio de 1212, librándose una grandiosa batalla que favoreció a las tropas
cristianas de Alfonso VIII. La victoria de los cristianos sobre los almohades
se conoció con el nombre de Triunfo de la Santa Cruz. Y en honor a tal
acontecimiento se erigió una iglesia, que custodiaría la milagrosa cruz, y que
recibiría el nombre de Santa Elena por la madre del emperador Constantino, muy
ligada al símbolo cristiano.
En este lugar, ya en el siglo XVIII, se fundó una de las
Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, por designio del Carlos III y ejecución de
su intendente don Pablo de Olavide. A la población naciente le dieron el nombre
de Santa Elena, y a ella llegaron colonos y agricultores de Alemania, Francia y
centroeuropa, con la finalidad de implantar la población, componer la
agricultura y establecer de un modo definitivo un paso a través de Despeñaperros.
Monumentos
El pueblo de Santa Elena fue concebido durante el siglo
XVIII por el arquitecto Nebroni, un innovador que decidió llevar a la práctica
el proyecto tan ansiado del intendente Olavide, realizando una estructuración
de calles en ejes transversales fragmentadas en cuadrículas de vías amplias, en
las que ubicó hermosas plazas y avenidas. De este conjunto reformador se
distingue la Plaza de la Constitución y su entorno, declarado Conjunto
Histórico Artístico.
Iglesia Parroquial de Santa
Elena
Es de estilo colonial y
fue construida sobre la antigua
ermita de Santa Elena del siglo XIII, que fue mandada a demoler por ordenes
expresas de Carlos IV, debido a su mal
estado. La fachada principal es de formas geométricas, en las que se conjuga el
ladrillo con el blanco de la cal. La portada dispone de un arco de medio punto, con tímpano
triangular y flanqueado por dos óculos. La iglesia ostenta una espadaña típica
de las edificaciones coloniales.
Pósito de Labradores
Esta edificación pertenece al siglo XVIII, siendo un
inmueble destinado a guardar el grano recolectado para la posterior venta o
como almacén de asilo del cereal en etapas de hambruna.
Pilar y Lavadero
El pilar fue el abrevadero de las bestias durante el
siglo XVIII y posteriores, actualmente ha sido transformado en fuente pública.
El lavadero es del mismo periodo y era usado por las mujeres de Santa Elena
para realizar la colada.
Gastronomía
La cocina autóctona de Santa Elena se caracteriza por
tener raíces serranas: carnes procedentes de
la caza mayor y menor, setas de diferentes variedades, frutos secos,
espárragos, moras, plantas aromáticas como el tomillo y el romero... Además de
distinguirse por una condimentación fuerte, de la que resulta unos platos
llenos de sabor y calóricos, con los que se sobrellevan algo mejor los rigores
del frío y el trabajo severo de los
hombres del campo.
Entre los
platos, son dignos de mención: “los descuidaos”, que es un puchero compuesto de patatas, cebolletas,
pimientos, bacalao, aceite..., el cual se prepara a fuego lento, dejándose
hervir el tiempo que necesite; el ajomorro, especie de tortilla de patatas pero
sin huevos; los huevos de Miranda que no
es otra cosa que patatas cocidas; la almoronía, plato de origen musulmán
elaborado con hierbas secas, berenjenas y condimentado con diversas especias;
la pipirrana de rulahuevos, ensalada típica del Domingo de Resurrección, en la
que se entremezclan tomates pelados, pimientos morrones, aceitunas, cebolletas,
huevos cocidos, aceite de oliva y sal; las puchas que son unas gachas
realizadas con harina, trozos de tocino, chorizo y ajos; el atascaburras,
consistente en un puré de patata cocida que se adereza con pimiento; la
tortilla de Alfonso XIII, elaborada con huevos, champiñones y riñones; y una
multitud de recetas provenientes de la caza.
Fiestas y Costumbres
—Las Candelarias: se llevan a cabo en los días 17 de
enero y 2 de febrero y consisten en hacer hogueras en las calles del pueblo,
a las que los vecinos asisten llevando
comida. Los jóvenes aprovechan el barullo para correr detrás de las
muchachas para tiznarles la cara.
—Romería de San Isidro: se celebra el 15 de mayo. Todo el
que lo desea parte en carroza hasta el paraje de la Aliseda, donde se celebra una misa en
honor del santo. A continuación, se almuerza en familia y se pasa el día con
los amigos.
—Rulahuevos: se lleva a cabo el último día de Semana
Santa, el Domingo de Resurrección, y los asistentes van al campo a jugar al
“rulahuevos”, que consiste en hacer rodar por
una pradera huevos duros. Será ganador aquel que consiga llegar a
la meta con el huevo en mejores
condiciones. Los huevos suelen estar pintados y decorados con diferentes motivos
y tonalidades.
—Fiestas de Santa Elena: se llevan a cabo el 17 de agosto,
donde se saca en procesión a la santa y se sueltan vaquillas.
—Los Santos: festividad en la que se degustan las típicas
gachas dulces, que según cuenta la tradición, si se comen en ese momento se
estará guapo los siete días venideros. También se emplea este exquisito manjar
por los más pequeños, para tapar las cerraduras de las puertas.
SANTISTEBAN DEL PUERTO
Historia
Los primeros
habitantes de esta comarca legaron a la historia un importante conjunto de
pinturas rupestres, allá por el IV milenio a. C., destacando las halladas en la
cueva del Apolinario. Posteriormente, durante la Edad del Bronce, en el II milenio a. C., surgieron en el entorno
una serie de poblados de relativa importancia, que fueron habitando la serranía
y creando una cultura metalúrgica.
Los origines de
Santisteban hay que buscarlos durante la etapa ibérica, en la que
los testimonios arqueológicos son realmente claros, como nos lo
demuestra el “oppidum” hallado en la antigua Ilurgeia, que sería conquistada
por el pretor romano Cayo Flaminio en el año 192. De esta etapa íbero-romana
son los valiosos tesoros de Perotito y el de la
Alameda.
Asimismo, los
pueblos fenicios y griegos se asentaron en esta comarca, a la que denominaron
Itangi. Aunque sería con la autoridad romana cuando la zona adquiriría mayor
resonancia, dejando una impronta imborrable de su estancia sin precedentes en
la historia de Ilugo (Santisteban del Puerto).
La identificación
de Santisteban del Puerto con la ciudad romana de Ilugo, fue probada gracias al
pedestal de la estatua de Adriano, encontrado en las cercanías de la localidad.
Y a juzgar por su inscripción fue erigido por los decuriones de la población.
Durante estos años, Ilugo alcanzó la condición de municipio latino, lo que
facilitó que en sus inmediaciones se fundaran una serie de villas, entre las
que destaca la de La Peñuela, lugar en donde se encontró un mosaico
representativo de Aquiles en Scyros y la Disputa de Marsias y Apolo.
Con la ocupación
visigoda, Ilugo cambió su nombre por el de San Esteban. De esta época es la
pila bautismal encontrada en la villa de La Peñuela y que actualmente se halla
en el Museo Arqueológico Nacional.
En la época musulmana se le menciona en diferentes
ocasiones con el apelativo de Sant Astiban, siendo el lugar un emplazamiento
donde se sublevaron las tropas de los hermanos Banu Habil contra las huestes
del emir Abd Rhaman III.
Una vez
conquistada la villa por los cristianos, en tiempos de Fernando III (1226), se
le concedió el Fuero de Cuenca. A la par, se erigieron en su municipio las
siguientes fortificaciones: Castillo de Torre Alver, Castillo de Ero y el
Poyato. En el reinado de Alfonso X, se
cedió Santisteban como aldea a Úbeda, aunque por poco tiempo, pues en 1285
Sancho IV le otorgó la prerrogativa de Villa Real.
En 1371 el rey
Enrique II otorgó la villa de Santisteban, junto con sus aldeas de las Navas y
el Castellar, a Men Rodríguez de Benavides, por los servicios prestados durante
la Guerra de Sucesión, beneplácito que duraría hasta el siglo XIX. Asimismo, en
1473, el rey Enrique IV convirtió el señorío en condado, para siglos más tarde
(1793), otorgarle la dignidad de ducado, situación que mantendría Santisteban y
sus aldeas hasta la abolición de los señoríos, decretada durante las Cortes de Cádiz.
Monumentos
Iglesia de Santa María del
Collado
Esta edificación es del siglo XV y fue erigida sobre la
estructura de una torre medieval, lugar en el que se situó el camarín de
la Virgen, que se reformaría durante el siglo XVIII, con yeserías de
estilo barroco.
El interior del templo está compuesto por tres naves,
siendo la central de mayores dimensiones, y estando separadas las unas de las otras mediante una serie de arcos
apuntados que descienden sobre unas columnas ornamentadas con capiteles
esquemáticos. En el conjunto, se aprecian una serie de testimonios artísticos
de gran valor, tales como la sillería del coro, las verjas de las capillas, el
retablo con lienzo de la Adoración de los Reyes Magos y el retablo del altar
mayor, todos ellos pertenecientes al siglo XVI.
En la zona exterior, es mencionable la galería de arcos
clásicos yuxtapuestos al templo y la portada original, en la que despunta un
arco apuntado, acampanado y con espiral adornada con dientes de sierra. Las
puertas guardan la clavazón renacentista y su decoración con rombos.
Iglesia de San Esteban
Fue construida durante el siglo XV, siendo su fisonomía
de estilo gótico. Durante el siglo XIX fue restaurada, sufriendo una serie de
transformaciones que le proporcionarían
su aspecto actual. Aunque, en nuestros días conserva la primitiva cabecera,
dividida en tres ábsides por arcos apuntados sobre baquetones con capiteles
góticos, que se cubren por bóvedas de terceletes. El resto de la iglesia se reviste con bóvedas de medio cañón,
estando las naves separadas por arquerías de medio punto sobre pilares. En el
exterior, se observan la portada y la torre que son de estilo neogótico.
Iglesia de San Francisco
Este templo fue erigido en el mismo lugar en donde se apareció la Virgen.
De su estructura original, apenas quedan vestigios, al ser reformada en 1624.
Del conjunto, cabe destacar su extraordinario artesonado y el camarín.
Gastronomía
La gastronomía más característica de Santisteban del
Puerto, encierra platos tan populares como las migas de pan, la ajoharina, el
ajo de morcilla, las habichuelas con perdiz y el ciervo en adobo. Sin
desmejorar la repostería, que posee dulces tan exquisitos como las plumillas,
los pericones y los sabrosos roscos de San Marcos.
Fiestas y Costumbres
—Fiesta
de la harina y del pan de la Mayordomía: se realiza en abril y septiembre,
respectivamente, y la organizan los vecinos que poseen un cuadro de la Virgen
del Collado en sus domicilios. Esta tradición asciende al año 1232, cuando la
Virgen se apareció en una campana, circunstancia que motivó algunas trifulcas
en la población, al desear la gran
mayoría de la vecindad llevarse la campana a sus hogares. La fiesta se
divide en diferentes etapas: el día 8 de septiembre los vecinos regalan trigo a
la Mayordimía; los lunes y martes posteriores al Domingo de Resurrección se
celebra la Fiesta de la Harina de la
Mayordomía, consistente en moler el trigo donado y consecutivamente, celebrar
un almuerzo en el campo; el Domingo de Pentecostés, finaliza la celebración con
la elaboración del pan y su postrero
regalo a los asistentes.
—Día de San
Marcos: celebración en que los
santistebeños comparten el día con un almuerzo campero y la degustación
del Roscón de San Marcos.
—Festividad de San Sebastián: se hacen hogueras en la
calle de San Sebastián y los vecinos comparten
una animosa velada en las noches del mes de enero.
VILCHES
Historia
La historia del pueblo de Vilches se
remonta hasta la Edad del Bronce, en el II milenio antes de nuestra era. En su
entorno se han conseguido inventariar más de un centenar de yacimientos
arqueológicos, ya que esta zona fue en el pasado muy rica en cuanto a recursos
metalúrgicos, y por la fertilidad de sus tierras. Esta circunstancia favoreció
la creación de poblados, sitos en lugares tan estratégicos como Giribaile, la
Cañada de Matabrigo o el Cerro del Salto.
En la
etapa ibérica, comprendida entre los siglos VII y VI antes de Cristo, el
asentamiento de Giribaile alcanzó su máximo apogeo, gracias a la colonización
llevada a cabo desde la capital de Oretania, con el propósito de controlar los
centros metalúrgicos. La extensión del poblado era superior a las 22 hectáreas
y se estructuraba armoniosamente en un trazado urbanístico de viviendas, plazas
y calles, todas ellas perfectamente delimitadas dentro del recinto amurallado
perfilado irregularmente. En las inmediaciones de Giribaile existen tres
necrópolis, una es “turriforme”y debió de ser una tumba aristocrática. Muy
cerca de ella, se encuentran las cuevas de Espeluca, que según cuentan fue un
santuario ibérico.
Ya
durante la dominación romana, se equipara a Vilches con la desaparecida ciudad
de “Baesucci”, según reza en una lápida encontrada en el Cerro del Castillo (76
d. C.), poseyendo el título de municipio, concedido por el emperador
Vespasiano. Durante este período, la zona acoge gran número de villas, algunas
de grandes dimensiones, como la del Cerrillo del Cuco, en Santagón, que
sorprendió por sus bellos mosaicos en las zonas nobles y la gran cantidad de
dependencias útiles para viviendas de colonos, esclavos y para el almacenaje.
Con
la llegada de los visigodos, Baesucci fue sede episcopal, apuntándose que la
Cueva de Espeluca pudo ser oratorio visigodo.
Ya en
época musulmana es cuando se consolida y toma el nombre de Vilches,
distinguiéndose por su fortaleza, emplazada en el cerro de la ermita de la
Virgen. Asimismo, sobre el perímetro íbero-romano de Giribaile se construyó
otro castillo, con comunicación visual con el anterior.
En
1209 el maestre de Calatrava don Ruy Díaz de Yanguas venció a los sarracenos,
apropiándose de la fortaleza de Vilches. La reacción árabe no se hizo esperar y
al poco tiempo pasaba nuevamente al poder de los almohades. Tras la batalla de
las Navas de Tolosa, los castellanos se hicieron con la fortaleza, a la que
dieron cierta asistencia para no volver a perderla.
Con
el reinado de Alfonso VIII (1213) se concedió a Vilches el Fuero de Cuenca, así
como pleno feudo sobre sus montes y tierras, con la intención de que el lugar
fuera adecuadamente repoblado. Años más tarde, en 1217 el papa Honorio III
concedió a la iglesia de Vilches la bula de la Mitra de Toledo. Para ser
finalmente cedida por Fernando III a Baeza el 6 de abril de 1253.
Fue
en tiempos de Felipe II cuando la población se ve afectada en el proceso de
tierras baldías, presentando el Consejo de Vilches una serie de documentos
sobre los derechos de propiedad adquiridos por las tierras. Corría el año 1575.
Tendría
que ser el rey Felipe IV quien liberara al pueblo de la jurisdicción de Baeza,
concediéndole el título de villa, el día 3 de julio de 1627.
Monumentos
Iglesia de
San Miguel Arcángel
Fue
construida a lo largo de varios periodos, comprendidos desde finales del siglo
XVI hasta la segunda mitad del siglo XVIII. El interior del templo nos muestra
una nave cubierta por una bóveda de medio cañón, con una serie de arcos fajones
apoyados en pilares. En las zonas laterales, se aprecian un conjunto de
capillas-hornacinas, cubiertas de igual modo que la nave central y decoradas
geométricamente. El presbiterio dispone de una bóveda de media naranja sobre
pechinas, aderezada con escudos sobre ménsulas apergaminadas, y el retablo
mayor proyectado por Diego Briones en 1716, sobre elementos barrocos y rococós.
En el exterior se observa la portada principal, realizada a finales del siglo
XVI.
Ermita de
la Virgen del Castillo
La
construcción se remonta al siglo XIII, sobre las ruinas del castillo. Nos
muestra una planta con forma de cruz latina, cubierta con bóveda de medio cañón
al igual que las zonas laterales; el
crucero y el presbiterio, en cambio, se cubren con bóveda en forma de media naranja sobre pechinas. La fachada está
ejecutada en sillería y la portada está realizada en arco de medio punto sobre molduras.
Castillo
Es de
la época musulmana, y en la actualidad nos muestra escasos vestigios de la que
fuera fortaleza: un torreón en una de las esquinas, parte de otro totalmente
demolido y que rodó en dirección al pueblo. Igualmente, se advierte un pasaje
cubierto de túnel que sería el acceso secundario del castillo. Los orígenes del
castillo son inciertos, habiéndose encontrado vestigios de índole romana y
visigótica.
Puente sobre el río Guarrizas
Los
orígenes de esta construcción se remontan al siglo XV, y en su estructura se
aprecian tres ojos. La central, con bóveda gótica apuntada, y los dos restantes
nos descubren domos de medio cañón.
Gastronomía
Tres
son los platos más característicos que
podemos degustar en nuestra visita a Vilches: los jarapos, que se realizan con
liebre, masa de harina, tomate, aceite, cebolla y pimentón; el encebollado, que
es una ensalada de cebolla, bacalao, aceite y tomate; y la camuña, consistente
en un guiso de liebre con patatas.
Fiestas y Costumbres
—Fiesta
de la Santísima Virgen del Castillo, de este modo conocida por convertir la
fortaleza de Vilches en su abadía. La
Virgen del Castillo es la patrona del pueblo desde 1784. Estas
celebraciones son conocidas, gracias a sus verbenas y a los encierros de toros.
Tiene lugar a mediados de agosto.
—Fiestas
de Santiago: son celebradas durante la festividad del apóstol. Y durante el
tiempo que duran los festejos se realizan verbenas populares.
—Fiestas
de San Gregorio: se realizan durante la segunda quincena del mes de mayo, en
honor a San Gregorio y a la conmemoración de la batalla de las Navas de Tolosa
de 1212. Los festejos destacan por la
repartición de roscos bendecidos en la misa, que se lleva a cabo en la ermita de Los
Mesones, a la que se traslada el santo en procesión.
—Día
de Todos los Santos: es costumbre de los
vilcheños en esta festividad la de taponar las cerraduras de las puertas con
gachas, plato típico del Día de los Santos.
—Fiesta de la
Virgen de Septiembre: conmemoración local de Vilches en la que procesiona a la
Virgen por las calles del pueblo.
TORREBLASCOPEDRO
Historia
El origen de
Torreblascopedro se remonta a principios del siglo XVIII, en que se debieron de
adherir varias cortijadas próximas, constituyendo un pequeño núcleo de
población. De este modo, a principios del siglo XIX, Torreblascopedro aparece
en las crónicas y descripciones de la época como una villa jiennense con
ayuntamiento propio, incluida en el partido judicial de Baeza y habitada por
unos 315 vecinos.
Por lo demás, el
pueblo era uno más del conjunto de municipios que conformaban la provincia de
Jaén, y que se caracterizaba por la presencia de muy buenos terrenos agrícolas,
que producían excelentes cereales y abundante y excelente aceite de oliva. De
igual modo, la cría de ganado también era aceptable, disponiendo los vecinos de
dehesas que proporcionaban buenos pastos a las cabezas de ganado lanar y
vacuno.
En cuanto a la política, Torreblascopedro se caracterizó
durante el siglo XIX por su inmovilismo y el predominio caciquil. Se debería
esperar a la segunda vuelta de las elecciones de 1931, para observar un
movimiento obrero y cambios significativos en relación con el pasado.
Circunstancia que no se volvería a repetir, pues las coaliciones conservadoras
ganarían las elecciones de 1933 y 1936.
Con relación a su
arquitectura, el trazado urbano de Torreblascopedro se distingue por las
rectilíneas y espaciosas calles, bordeadas de arbolado. En donde las casas no
superan las tres alturas y en las que predominan los vanos dintelados
simétricamente, y las cubiertas de tejas árabes.
Monumentos
Casa señorial de la Plaza de la Constitución
Fue construida,
según consta en su fachada, en 1714,
destacando su portada con arco de medio punto sobre molduras y una cruz en
clave de arco. Sobre éste se observa un ventanal con reja y, a ambos lados unos
escudos de piedra de formas barrocas del siglo XVII, con moldura ovalada,
pequeños círculos, cartela apergaminada y casco plumado. El escudo de la
derecha nos muestra, además, cinco torres.
La mansión fue
construida con mampostería revocada, disponiendo de tres alturas. En la planta
baja, la puerta se encuentra descentrada y los vanos de las ventanas están
enrejados con adornos plomados. En el primer piso, se observan cinco balcones
que van sobre ménsulas, siendo los
antepechos de hierro y las molduras trapezoidales. En la planta segunda, donde
se sitúa la cámara, se observan cuatro huecos, una cornisa volada sobre canes y
una barandilla retranqueada con jarrones.
Iglesia Parroquial de San José
Se construyó
en la segunda mitad del siglo XX,
levantándose con elementos de mampostería. Para acceder al templo, deberemos
hacerlo cruzando un arco de medio punto sobre molduras que se halla situado a
los pies del mismo. Sobre el pórtico se sitúa una ventana circular, de las
denominadas de óculo, y una espadaña apiramidada con tres huecos para las
campanas. Un zócalo de mampostería vista envuelve la parte baja en la totalidad
del templo, que contrasta enormemente con el resto del edificio, que está
encalado. Uno de los laterales alberga un conjunto de ventanales cerrados por
arcos de medio punto que proporcionan luz al interior.
El interior de la
iglesia, que es de forma rectangular, nos muestra un testero, una techumbre
plana y un zócalo de piedra. El elemento de mayor relevancia del templo es el
retablo neobarroco, realizado en madera pintada y dorada, obra del escultor
Palma Burgos (siglo XX), y que dispone de un banco y de un cuerpo, estando
repartido en tres calles separadas por columnas jónicas, en las que se aprecian tres hornacinas cubiertas
por arcos de medio punto, que ostentan tres imágenes: San José, la Purísima
Concepción y el Sagrado Corazón de Jesús. Completa el conjunto un friso con
frontón curvo, escoltado por escudos nobiliarios y molduras.
Gastronomía
La cocina de
Torreblascopedro, al igual que la de muchos pueblos de la comarca, es de las
llamadas de campiña, que se elabora con productos propios de la tierra. Esta circunstancia no impide que,
además, se elaboren guisos de los denominados antiguos. La mayoría de ellos,
ligados a grandes eventos sociales y bodas, donde se agasaja lo mejor que se
puede a los invitados. El plato más celebrado para estas ocasiones es el pollo
en pepitoria, cuyo caldo es conocido por
los torreños por el sobrenombre de sopa de boda.
En
Torreblascopedro son muy habituales las matanzas del cerdo, que se distinguen
por su excelente lomo de orza y los adobos de costillas y papada de cerdo que se guardan, una vez fritos,
en la mejor manteca. De este modo se conservan durante todo el año.
Pero la comida
tradicional de los torreños, que en su tiempo fueron mayoritariamente
campesinos, se componía en el desayuno de gachamiga, un plato preparado con
harina, patatas y aceite de oliva, cuyos componentes han de ser guisados en una
sartén y volteados de vez en cuando hasta conseguir una masa homogénea. Al
mediodía se preparaban las pipirranas y
los gazpachos; y ya por la noche las cotidianas ropas viejas, que eran
las sobras fritas del tocino del almuerzo y aderezadas con tomate.
Otros guisos
habituales, son los de Semana Santa, entre los que destacan el bacalao
encebollado, las tortas dormidas, los hornazos
que se realizan con la misma masa del pan y se les añade un huevo duro,
y los ochíos, similares a los anteriores pero con añadido de azúcar.
Para finalizar,
mencionaremos algunos postres característicos de la repostería torreña: las
tortas de bizcochos, las magdalenas caseras, los populares mostachones o los
antiquísimos y morunos bizcochos cuajados, elaborados con almendras, huevos y
azúcar.
TORREPEROGIL
Historia
Los primeros
datos que tenemos de esta población están relacionados con “el señor de la
torre”, don Pero Xil de Zatico, un noble castellano que se asentó en la comarca
y que se distinguió por su gallardía durante la conquista de Úbeda a las
órdenes del rey Fernando III en 1231.
Pero
anteriormente se sabe que la zona fue escenario de renombradas batallas y
reputados altercados entre banderías contándose, que hasta la misma torre fue
destruida en cierta ocasión y el solar rociado de sal.
La casa de los
Xil mantuvieron la población bajo su
jurisdicción hasta 1539, año en que el IV Señor, aliado y amigo personal de
Pedro I de Castilla, fue asesinado en Montiel. Tras el incidente, Enrique II
confirió Torreperogil a Úbeda en calidad de señorío, como recompensa por el
apoyo proporcionado por sus caballeros.
El pueblo
lograría su emancipación en 1635 de las manos de Felipe IV, aunque no sería
reconocida hasta 1642, pues Úbeda se negaba a aceptarlo.
Durante el siglo XIX, Torreperogil se distinguió en la
lucha contra las huestes francesas y por su colaboración en las guerras
carlistas con el mantenimiento de la milicia nacional. Asimismo, fue la primera
población que proclamó la subida al trono del rey Alfonso XII, circunstancia
por la que el monarca le dispensó el título de “Muy Ilustre Villa de
Torreperogil”.
Monumentos
Torres Oscuras
Estas atalayas
están consideradas como las edificaciones más distintivas de la arquitectura de
Torreperogil. Ambas torres formaban parte de una antigua fortaleza propiedad de
don Pero Xil en el siglo XIII, que dio origen a la villa. La fisonomía de ambos
torreones es totalmente diferente, siendo una de estructura cuadrangular y la
otra de formas poligonales, conocida por la Torre Ochavada.
Iglesia de Santa María la Mayor
La estructura de
este templo es de formas góticas, y es una de las primeras obras clasicistas
llevadas a cabo en España. Se encuentra su interior dividido en tres naves, en
las que destacan importantes elementos ornamentales, como el “Altar de Piedra”,
que nos muestra el descendimiento de Cristo de la Cruz. Asimismo, es muy
significativa, la bóveda gótica de la Capilla Mayor, decorada con pinturas
renacentistas de las Virtudes.
Gastronomía
Torreperogil se
caracteriza por un buen conjunto de platos populares, entre los que prevalecen
por su buen comer los garbanzos mareados, que se realizan con los garbanzos
sobrantes del cocido hecho con tomate, cebolla y sal; el arroz arriero, que
consiste en la elaboración de un arroz caldoso mezclado con carne de caza; la
pipirrana, una ensalada hecha a base de patata cocida, tomate crudo, cebolla,
pimentón y aceite de oliva; los andrajos, que se realizan con judías verdes,
alcachofas, cebolla, tomate, pimiento y berenjenas rebozadas en masa de harina
en tiras, a las que se les añade bacalao y las habas en ajo, que es un guiso a
base de ajetes, con tomate y habas.
En cuanto a la
repostería caben destacar: los hornazos, hechos con masa de pan mezclada con
aceite de oliva, y decorados con un huevo duro en el centro, los roscos de la
sartén, borrachuelos y tortillas de harina.
Fiestas y Costumbres
—Festividad de
San Antón: durante el mes de enero se lleva a cabo esta celebración, en la que
los vecinos participan encendiendo hogueras y tomando garbanzos tostados y un
ponche popular, realizado con el delicioso vino de Torreperogil, gaseosa y
azúcar.
—Carnaval: fiesta
de origen pagano que se lleva a cabo desde tiempos ancestrales. En ella,
el protagonista es un personaje al que
denominan “Mascarote”, que suele ir disfrazado con ropas viejas, mientras
increpa a la población.
—Romería en honor
a Santiago Apóstol: cuenta la tradición que el apóstol Santiago se apareció durante
la batalla del Lentiscar, circunstancia que motivó la derrota de las tropas
musulmanas. Los torreños, en agradecimiento, le construyeron una ermita en la
finca “El Pósito”, próxima al Puente de la Cerrada. Es ahí donde cada primero
de mayo se lleva a cabo la romería. Lo más característico de la celebración son
las carreras de caballos y la procesión
de la imagen del santo.
—Fiestas
patronales en honor de San Gregorio y de la Virgen de la Misericordia: se
celebran durante la segunda semana del mes de septiembre. En ellas destacan,
además de los encierros matutinos, los
toros de fuego en los que un participante disfrazado de toro y recubierto de
bengalas increpa a los presentes.
—Otras fiestas:
Fiesta de Santiago “el de las almendras”, Corpus Christi, Cruces de Mayo y
festividad de San Isidro,
ÚBEDA
Historia
Habremos de
remontarnos al II y III milenio antes de Cristo para conocer los primeros
vestigios de la ciudad de Úbeda, que
datan de la Edad del Cobre-Bronce y que fueron encontrados en un
asentamiento cercano al barrio del Alcázar.
Siglos postreros,
con la llegada de los romanos, volvemos a tener noticias escritas de Úbeda o
Salaria, como se le conocía durante esta etapa de la historia, sabiéndose que
la zona era uno de los principales centros económicos y administrativos de la
comarca. Los vestigios arqueológicos encontrados en el lugar nos atestiguan la presencia de un
pequeño poblado dependiente de la colonia de Salaria.
Sería durante la
dominación árabe cuando Úbeda adquiriría entidad, al constituirse como un
núcleo de población, fundado por el emir Abd Alramanm II (822-852) y finalizado
por su hijo Muhammad I, que la hizo llamar Ubbadat Al-Arab. Durante los siglos
XI al XIII la ciudad sufrió diversas conquistas, en unas ocasiones de manos de
los almohades y en otras de los almorávides.
En aquellos
tiempos, Úbeda fue ilustre en todo Al Andalus por sus inigualables productos,
conocidos por “ubedies” y que no eran otros que esteras de esparto, cerámica
y alfarería.
En el año 1233
sería conquistada por el rey castellano Fernando III, que le proporcionaría el
privilegio de villa realenga, lo que la situaría en zona fronteriza entre los
reinos de Granada y Castilla, durante casi tres siglos.
La competitividad
entre las familias nobles de la
población en ese período fue muy elevada, llegando a crear una gran
conflictividad social que duraría varios siglos, y que afectó, de un modo directo, a la economía, problema que fue
resuelto en el siglo XV, gracias al
arbitraje de los Reyes Católicos, que intervinieron en el “Concejón” de
la villa, a la vez que mandaban destruir el Alcázar que empleaban los nobles
rivales como fortaleza.
Sería durante el
siglo XVI, bajo los reinados de Carlos I y Felipe II, cuando la ciudad de Úbeda
alcanzaría el cenit de su esplendor. Las causas no fueron otras que el magnífico aprovechamiento de la agricultura,
la ganadería y la actividad artesanal. Junto con las iniciativas constructoras
llevadas a cabo por la Iglesia y la nobleza, haciendo de Úbeda la ciudad más
solemne del renacimiento español. De este modo, nos lo atestiguan los
innumerables edificios religiosos y civiles que conforman el entorno.
Durante los
siglos venideros (XVII y XVIII), Úbeda sufrió un retraso en sus actividades
económicas y urbanísticas, debiendo esperarse al siglo XIX para resurgir
nuevamente, sobretodo, gracias al comercio que estableció unos nuevos enfoques
arquitectónicos, con la edificación de construcciones decimonónicas.
Monumentos
Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares
Esta antigua
mezquita fue transformada tras la conquista cristiana en iglesia mayor colegial
desde 1259 a 1852. Su estructura se debe a un largo proceso constructivo que
duraría varios siglos (XIV al XIX). Así nos lo muestran la variedad de estilos
arquitectónicos superpuestos que podemos encontrar en el interior. No así en el
exterior, que sigue manteniendo su perfil sólido de fortaleza.
Si reparamos en
la portada mayor, advertiremos el estilo renacentista del maestro Andrés de
Vandelvira, en el que destaca el relieve de la Adoración de los Pastores, obra
de Luis de Zayas. A la otra portada se le conoce por La Consolada y está construida siguiendo el
mismo estilo de la mayor.
En el interior,
podemos recrearnos en el claustro, que es de formas góticas (siglos XV-XVI) y
que nos muestra un conjunto de escenas monstruosas, sexuales y pecaminosas
insertadas en los capiteles, junto con una tosca Virgen de piedra en la entrada
principal y un antiguo portillo de estilo románico. A la par, dos capillas
colindantes destacan sobre el resto del conjunto. Son la de Nuestra Señora de
las Nieves y la de los Toreros.
La iglesia está
dividida en cinco naves, cubierta con bóvedas de crucería, encerrando un
sinnúmero de capillas con portadas góticas o renacentistas, entre las que se
distinguen la capilla de la Yedra, la de San Antonio y la de Nuestra Señora de
Guadalupe.
Las murallas árabes
Fueron demolidas
por las tropas cristianas de Alfonso VIII cuando conquistaron la ciudad, tras
la batalla de las Navas de Tolosa. Los castellanos volvieron a reconstruirlas
en su afán de dominar el territorio comprendido entre el Guadalimar y el
Guadalquivir, con la intención de controlar a las vías a Sierra Morena y Levante. El recinto murado
está compuesto por extraordinarias puertas, entre las que destacan: la Puerta
de Quesada, la Puerta de Granada, la Puerta de Sabiote, la Puerta de Toledo, la
Torre del Reloj, la Torre Octogonal, el Torreón del Santo Cristo, la Puerta de
Bahud, la Puerta de la Cava y la de Calancha...
Iglesia de San Pablo
La construcción
de esta iglesia se comenzó en el siglo XIII,
teniendo una gran relevancia social y política, por una parte, al
destinarse una serie de capillas a dar sepultura a los nobles, y por otra, al servir su capilla
de los “Encajes” como lugar de reuniones del Concejo.
El estilo de la
edificación pertenece al gótico tardío, y en su interior se aprecian tres naves
cubiertas con bóveda de crucería. Entre el muestrario de llamativas capillas,
caben destacar la de la Encarnación y la capilla del Camarero Vago.
La zona exterior
se distingue por sus tres interesantes portadas: la de los Carpinteros,
perteneciente a la arquitectura tardorrománica del siglo XIII; la portada
principal, realizada en 1511, siendo de estilo gótico isabelino; y la portada norte, construida entre los siglos
XV y XVI, que nos muestra tres arcos ojivales y el escudo del obispo don Luis
Osorio.
Por último,
visualizaremos la torre plateresca, que se halla rematada por un chapitel de
forma octogonal.
Sacra Capilla Funeraria del Salvador del Mundo
Esta capilla
renacentista la podemos considerar como el vestigio más importante de este
género en el ámbito nacional. Fue fundada por el secretario del emperador
Carlos V, don Francisco de los Cobos, con la idea de que le sirviera como lugar
de sepultura. Se inició su construcción en 1536, de la mano del maestro Diego
de Siloé, aunque en 1540 tomaría el relevo el arquitecto Andrés de Vandelvira.
La fachada
principal, realizada por Esteban Jamate, es de una majestuosidad indescriptible
en su ornamentación escultórica, descubriéndonos un mensaje escultórico que
sugiere la muerte, el honor, la gloria familiar y a Cristo Salvador, mientras
que los dos torreones laterales nos evocan a aquellos, que solían ponerse en los
templos clásicos rememorando los sacrificios.
Las portadas
laterales tienen forma de arcos de triunfo y pertenecen al estilo plateresco
avanzado, fueron guarnecidas escultóricamente por Esteban Jamate.
El interior de la
capilla es una muestra de diseño humanista, de características análogas a los
panteones romanos. Desde la planta, se accede a
la sacristía, que se fundamenta en tres espacios divididos por una serie de arcos ciegos y cubierta de
bóvedas vaídas, que se guarnecen por unas esculturas admirables, obra de
Esteban Jamate.
Iglesia de San Isidoro
Este templo fue
construido entre los siglos XVI y XVII, siendo su estilo una combinación del
gótico y renacentista. Del conjunto destacan, sus dos fachadas gótico
flamígeras, mandadas a construir por el obispo Suárez de la Fuente. En el interior, que es de formas renacentistas,
sobresale el crucero, que fue ejecutado por Alonso Barba. La estructura es cuadrada y se halla cubierta por una forma
esférica sobre pechinas.
Convento de Carmelitas Descalzos
Se construyó en
1587 y fue dedicado a San Juan de la
Cruz, que murió en él, en el año 1591. El oratorio es de una sola nave y nos
muestra el coro en la parte superior, la cabecera es de forma octogonal y se
halla cubierta por un retablo barroco, y rematada por una talla románica del
Cristo de los Cuatro Clavos. El convento, que es museo, exhibe una serie de
esculturas atribuidas a los artistas José Ruiseñor, Juan de Mesa y Palma
Burgos. La iglesia, que era del siglo XVII, fue reconstruida durante el siglo
XIX por una nueva de estilo neoclásico.
Real Monasterio de Santa Clara
Fue fundado una
vez conquistada Úbeda en 1290, siendo el primer convento de franciscanas
emplazado en Andalucía. El conjunto nos muestra varias etapas constructivas,
distribuyéndose alrededor de dos claustros. El más pequeño nos ofrece elementos
románicos y mudéjares, mientras que, el
de mayores dimensiones nos
muestra arcadas de medio punto en su galería baja.
La iglesia
acomoda una portada de estilo gótico-mudéjar con un arco polilobulado y
arquivoltas, y fue construida en el siglo XIII. Ya, en el interior podemos apreciar una capilla gótica,
que se remodeló en los siglos XVI y XVII. Entre tanto el exterior fue erigido
en el siglo XVIII y posee una portada clasicista con arco de medio punto,
escudos de la orden franciscana y una hornacina con la efigie de la santa.
Iglesia y convento de la Santísima Trinidad
Son de estilo
barroco y fueron construidos durante los XVII y XVIII. En su exterior, nos
muestran dos portadas ornamentadas a partir de molduras y líneas quebradas de
gran relieve. La portada norte, nos descubre la Santísima Trinidad, mientras
que la sur, a San Juan de Mata.
El interior de la
iglesia se halla dividido en tres naves, separadas por arcos de medio punto
enmarcados por pilastras corintias. El conjunto se sujeta por una bóveda en la
nave central y una cúpula de crucero, ambas decoradas con motivos vegetales
realizados en yesería.
De la zona del
convento se conservan dos claustros. El primero, del siglo XVI, nos muestra una
doble galería porticada y del segundo claustro se alzan dos laterales del siglo
XVI y XIX.
Hospital de Santiago
Es uno de los
edificios más representativos de Úbeda y se puede considerar como la obra
cumbre de Andrés de Vandelvira. Fue mandado a construir por don Diego de los
Cobos, obispo de Jaén, entre los años
1562 a 1575, y está estimado como una de las obras renacentistas
españolas de mayor importancia. La finalidad del Hospital de Santiago no era
otra que servir como dispensario para pobres enfermos, a la par que iglesia,
panteón y palacio.
El conjunto
profesa una gran severidad en sus formas, careciendo de detalles ornamentales,
lo que realza la magnificencia del edificio. La planta se establece a partir de
un patio central, con galerías de elegantes columnas y bóvedas ricamente
decoradas, una escalera que proporciona al edificio un carácter palaciego y que
se halla cubierta por una bóveda ochavada y decorada con temática
político-religiosa.
Tras dejar la
escalera, nos introduciremos en la capilla, que nos sobrecogerá por su imponente altura y sus
bóvedas vaídas con recuadros y círculos que contienen escenas pictóricas. Junto
a ésta, se hallan la sacristía y la antesacristía, ambas de gran interés
arquitectónico y pictórico.
En el exterior es
de destacar la fachada, que nos muestra una fabulosa crujía limitada por dos
torres de voluminoso cuerpo y cubiertas por tejas de cerámica vidriada y
linternillas en su pináculo. La portada se alzó sobre un arco de medio punto
establecido por dos grandes cimbras lisas y separado por una cornisa de
ménsulas acanaladas, donde se aprecia un relieve de la imagen de Santiago y
adornos con las armas del obispo fundador.
Casa de las Torres
Es la primera
mansión palaciega de la ciudad y fue mandada a construir en 1520 por Andrés
Dávalos de la Cueva, siendo su estructura
una mezcolanza entre el castillo medieval y el palacio renacentista. En
su fachada se pueden considerar sus dos grandes torres cúbicas que le confieren
aspecto de fortaleza. En la zona central, se advierte la portada plateresca con
su arco de medio punto, grandes dovelas, enjutas decoradas con bustos
laureados, columnas anilladas, escudos heráldicos, ángeles con trompetas y la
figura de Santiago conforman la totalidad. Para rematar, la portada se concluye
en el alero con una crestería con gárgolas góticas.
En el
interior, sobresale un patio de planta cuadrangular y doble galería de
arcos peraltados sobre columnas de mármol, que se adereza con gárgolas, tondos
circulares y escudos nobiliarios.
Palacio de Vázquez de Molina o de las Cadenas
Se puede decir,
sin temor a equivocarse, que esta construcción es la más importante de Úbeda,
siendo actualmente el Ayuntamiento de la villa. Fue erigida por el insigne
Vandelvira para don Juan Vázquez, sobrino de don Francisco de los Cobos,
secretario de Cámara de Felipe II. La estructura del conjunto es cuadrangular,
disponiendo de un patio interior columnado. La fachada principal está
conformada en tres alturas: la primera es de estilo corintio, la de enmedio es
de orden jónico y la superior de formas cariátides. Esta fachada está erigida
con gran sencillez, predominando los ejes de simetría que marcan siete calles,
divididas por las columnas en trechos de diferente anchura. En la segunda planta, son admirables los balcones
con sus respectivos frontones. Y por último en la planta tercera, caben
destacar los distintos ventanales ovalados, junto con la heráldica sujeta por guerreros y madonnas.
El bello patio de
estructura cuadrada, anteriormente mencionado, nos muestra una fuente central y
se halla formado por dos pisos con cinco arcos por cada lado, sujetos por
columnas de mármol blanco. En las enjutas de los arcos se observan escudos
nobiliarios delimitados por medallones que nos señalan el aire señorial
palaciego.
Palacio Vela de los Cobos
Esta construcción
del siglo XVI fue realizada por el maestro Vandelvira. En su conjunto destaca
la fachada, compuesta por dos cuerpos;
en el primero se percibe la puerta dintelada entre columnas corintias y, en el
segundo, un balcón de estilo jónico, con frontón y acróteras. A la par, se
observan los escudos nobiliarios de don Francisco Vela de los Cobos, sujetos
por significativos guerreros.
Palacio del Conde de Guadiana
Fue construido a
finales del siglo XVI, y es un edificio que se estructuró en cuatro cuerpos, en
los que destacan los elementos decorativos y nobiliarios. El palacio es uno de
los ejemplos más destacados de la arquitectura manierista, en la que se
combinan la decoración de los pináculos, los copetes, los Hermes desmembrados,
las cabezas de mujer y los halcones en esquina.
Antiguas Casas Consistoriales
En 1604 se
construyó el antiguo Ayuntamiento, al que se dotó en su estructura de una
importante elegancia, reflejo de las formas comunales italianas. Si
reparamos en su conjunto, advertiremos a
la entrada una doble galería de arcos y un porche de planta baja con tres
esbeltos arcos soportados por columnas pareadas corintias. En el interior de la
mansión destacan un juego de bóvedas vaídas que nos conducirán hasta la galería
superior que realiza funciones de balcón y nos muestra seis arcos con
candeleros pareados. Delimitan la fachada dos puntales con hornacinas que nos
muestran las imágenes de San Miguel Arcángel y San Juan de la Cruz.
Gastronomía
Entre las
exquisiteces que posee Úbeda, en el ámbito gastronómico, habremos de destacar,
en primer lugar, el conocido ochío, un panecillo elaborado desde muchos siglos
atrás con masa de harina, levadura y aceite, que una vez horneado se les añade
aceite, pimentón dulce y sal molida. Los ochíos son elementos fundamentales de
los bares ubetenses para la preparación de sus singulares tapas. Así, los podemos degustar atiborrados de morcilla
rellena, de habas verdes y, como no, de exquisitos choricillos.
Entre los platos
más característicos de la cocina ubetense, tenemos los andrajos, que pueden
estar guisados con carne de liebre, de conejo, de bacalao, almejas y hasta con
gambas. Aunque eso sí, condimentados siempre con sofrito de tomate, pimiento y
cebolla, y unas tiras de masa de harina. A continuación, con la masa restante
es costumbre elaborar tortillas de andrajos.
Otros platos
típicos son: el potaje de habas con berenjenas, el potaje de garbanzos con
acelgas, los chorizos en aceite, el lomo en adobo, el riquísimo lomo de orza,
la morcilla en caldera y “los garbanzos mareaos”, que se preparan con los
restos del cocido de garbanzos y se aderezan con mucho tomate, para pasarlos
por la sartén. No hay que olvidar otras exquisiteces, como las migas con
torreznos y espárragos secos, los espárragos en vinagrillo, la ensalada de
lechuga con picatostes, la ensalada de pimientos morrones con aceite, el ajo de
collejas y el ajo de espinacas.
En cuanto a la
repostería caben destacar: los borrachuelos; los hornazos de Semana Santa, que
son tortas de aceite con un huevo duro en el centro, las tortas de Candelaria y
la cuerva, una variedad de sangría con melocotón.
Fiestas y Costumbres
—Semana Santa, de
la que dicen aquellos que la conocen que resalta por la austeridad castellana
que la envuelve y el colorido andaluz. En estas fechas, procesionan por las calles de la capital del
Renacimiento andaluz más de veinte cofradías, algunas, las de mayor antigüedad,
pertenecientes al siglo XVI. Entre los pasos de mayor renombre y reputación,
destacan: la Cofradía de Nuestro Señor
en la Columna y María Santísima de la Caridad, tiempos atrás apodada con
el apelativo de “pimientos y tomates” debido al color del hábito de sus
penitentes, que recorre las calles de Úbeda las tardes de Jueves Santo; en esa
misma jornada, se podrá ver un poco más tarde, el paso del Cristo de la
Humildad y Nuestra Señora de la Fe, acompañadas por una banda de romanos; la
Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte; ya en Viernes Santo, veremos
a Nuestro Padre Jesús Nazareno; y a la Hermandad y Sociedad Benéfica de
Albañiles de Nuestra Señora de la Soledad Magdalena, que transita en procesión
las calles ubetenses desde 1554.
—Romería de la Virgen de Guadalupe y del Gavellar: se
lleva a cabo el Primero de Mayo y durante la jornada, una multitud de romeros,
en carroza o a caballo, se trasladan hasta la ermita del Gavellar, donde
recogen a la Virgen de Guadalupe para trasladarla hasta Úbeda, donde
permanecerá hasta el mes de septiembre.
—Fiestas
Patronales de San Miguel: se celebran los últimos días del mes de septiembre y
primeros de octubre. El patronazgo de San Miguel es debido a que, un 29 de
septiembre de 1233, fue conquistada Úbeda por el rey Fernando III. Durante la
festividad se llevan a cabo importantes corridas de toros, espectáculos
musicales, teatro y el prestigioso Certamen Comercial de La Loma y la Feria de
Maquinaria Agrícola.
—Otras
Festividades: Carnaval, Fiesta de la Candelaria, Festividad de San Antón y el
Corpus Christri, donde procesiona una custodia de plata sobredorada, réplica de
un regalo de Luis XIV, en el siglo XVII.
VILLANUEVA DE LA REINA
Historia
El término
municipal de Villanueva de la Reina tuvo su incidencia en el pasado,
concretamente en la etapa romana, al formar parte de la Vía Augusta, muy
transitada por encontrarse en las proximidades de Cástulo e Iliturgi. Así nos
los atestiguan los “Vasos de Vicarello”, en los que se alude a una parada en
“Ad Noulas” o Nobia, un paraje cercano a la actual Villanueva de la Reina,
conocida por Vega Baja.
Durante la
dominación musulmana, fue una pequeña alquería que pasaría a manos de los
cristianos durante el reinado de Alfonso X, que se enmarcaría en la comarca de
Andújar.
Ya en el siglo
XV, Villanueva se convertiría en el escenario de las luchas intestinales entre
los partidarios de Enrique IV, acaudillados por el condestable don Miguel Lucas
de Iranzo, y los nobles levantinos. A esta época, se corresponde la batalla de
San Bernabé, en la que el condestable fue sorprendido en la zona por don
Fadrique y los de Córdoba con quinientos caballeros y ochocientos infantes.
Otro
acontecimiento de interés, digno de mencionar, es que los Palominos de Andújar,
junto con sus seguidores, se refugiaron en Villanueva al oponerse a la política
llevada a cabo en su ciudad por el alcalde Pedro Escavias, vasallo del
condestable Lucas de Iranzo.
Dos siglos más
tarde, en 1605, el obispo don Sancho Dávila y Toledo consagraba el nuevo templo
parroquial, que había sido mandado a construir por doña María Jiménez de Lara,
abuela del ilustre y afamado historiador Ximena Jurado. Pocos años después, se
beatificaría a la Santa Potenciana, una cristiana del pueblo que fue emparedada
por los árabes, tras llevar una vida ejemplar y llena de santidad. El sepulcro
de la santa, que era muy visitado por los lugareños, fue abierto en 1628 por
iniciativa del obispo Moscoso y Sandoval, que inició los trámites pertinentes
para su santificación, que se llevaría a cabo diez años después, al ser elevada
a los altares por el papa Urbano VIII.
Durante la Guerra
de la Independencia, Villanueva fue escenario de una cruenta batalla, en la que
el general Dupont hizo retroceder a las tropas españolas que se hallaban sitas
en Mengíbar.
En 1812, Villanueva
se segregó del término municipal de Andújar, tomando el nombre de Villanueva
del Río, hasta que años más tarde y gracias a los favores recibidos por la
reina Isabel II, lo cambiaría por el actual.
Monumentos
Iglesia de la Inmaculada Concepción
La construcción
de esta iglesia se debió al empeño y las aportaciones económicas realizadas por
doña María Notario de Lara, en el año 1604. Aunque si nos fijamos bien,
observaremos elementos de un anterior estilo gótico. La planta del conjunto es
de salón, estando fragmentada en tres naves. En el sector norte se encuentra la
Capilla del Rosario, erigida a principios del siglo XVIII, claro exponente del
rococó andaluz.
En el exterior,
la fachada principal nos muestra dos gruesos estribos y en la parte superior se
observan ventanas con marcos de molduras de oreja, muy parecidos a los
existentes en la catedral de Jaén. En la portada, se aprecian los escudos del
cardenal Sandoval. Asimismo, en la
esquina, se eleva la torre, de formas cuadrangulares y que posee un bonito
aparejo isódomo.
Ayuntamiento
Es el edificio
más representativo del pueblo, donde se distingue una importante fachada de
sillería, en la que se abre un arco de medio punto, encuadrado por semicolumnas
dóricas. En el segundo cuerpo del edificio, se aprecia una cornisa y un vano
dintelado que, a su vez, está rematado por una espadaña con veleta y campana de
reloj.
Otros edificios
Fachada de la
capilla del Cortijo de San Nicolás (siglo XVIII), retablo mayor de la capilla
del cortijo de San Nicolás (siglo XVIII), retablo mayor de la iglesia de
Nuestra Señora de la Natividad (siglo XV), Prensa de torre del siglo XVIII, que
es la prensa del molino de aceite.
Gastronomía
Al igual que en
el resto de los pueblos de la comarca, la gastronomía de Villanueva de la Reina
es de origen campesino. Entre sus platos de mayor raigambre, destacan: la ropa
vieja o restos de cocido, elaborado con garbanzos cocidos, cebolleta, ajo,
huevo, sal y aceite; el “potaje de Cuaresma” realizado con garbanzos, aceite de
oliva, harina, canela y raspadura de limón; los tirabuzones, que se llevan a
cabo con huevos, aceite de oliva, harina, canela y raspadura de limón.
Fiestas y Costumbres
—Semana Santa:
destaca por las coplas que se cantan a los pasos procesionales. Sus orígenes
datan del siglo XVII y son saetas recitadas en forma de pregón.
—Romería en honor
de Santa Potenciana: se lleva a cabo en el paraje conocido por el Batanejo y
para acertar con sus orígenes, deberemos remontarnos al año de 1632. En 1800, reinando
Carlos IV, se establece como feria ganadera en los primeros días de septiembre.
Actualmente, se realiza el segundo domingo del mes de mayo, con un importante
abanico de actividades culturales, deportivas y religiosas en honor a la santa.
—Ferias y Fiestas
tradicionales en honor de Santa Potenciana: se cuenta que Santa Potenciana fue
una hilandera que vivía en el paraje conocido por Batanejo. Allí fue capturada
y martirizada por los musulmanes. Suceso que motivó su santidad y,
posteriormente, que se le nombrase patrona del pueblo. Su festividad se celebra
durante la primera quincena del mes de agosto, organizándose diversas
actividades culturales, deportivas y de entretenimiento.